Todas las proyecciones señalan que nuestro país apenas c...
Un reporte de la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (Comex) indica que en enero y febrero del 2018 las exportaciones peruanas llegaron a US$ 7,467 millones, un 10.3% más respecto al mismo periodo del 2016. Del total de las exportaciones, US$ 5,345 millones corresponden a las exportaciones tradicionales y US$ 2,122 a las no tradicionales. Los productos agropecuarios que hacen posible este importante crecimiento exportador no tradicional son las uvas frescas (US$ 298 millones, con un crecimiento del 43%), mangos (US$ 134 millones, +28%) y arándanos (US$ 42 millones, +212%). Los países más importantes para los envíos nacionales son Estados Unidos (US$ 369 millones con una participación del 37.2%, Países Bajos (US$ 165 millones, 16.6%), España (US$ 56 millones, 5.6%) y Ecuador (US$ 46 millones, 4.7%).
Por otro lado, la palta sigue siendo considerada como el milagro del sector agrario. De acuerdo a las cifras reportadas por el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), la producción de palta en el periodo 1991 y 2016 tuvo un crecimiento acumulado de 13,288%. En quince años, las exportaciones pasaron de S/ 9 millones a S/ 1,193 millones.
Del mismo modo, Perú compite ahora de igual a igual con Bolivia, tradicional productor y exportador de quinua. Según reporta la Superintendencia Nacional de Aduanas y de Administración Tributaria (Sunat), los envíos al exterior aumentaron considerablemente desde 1993 (US$ 12,793) hasta alcanzar los US$ 586 millones en 2017, un incremento del 45.81%. En 25 años, de 74 toneladas exportadas en 1993, a 247,490 toneladas en 2017.
El milagro del oro verde y del grano de oro se produce gracias a la apertura de los mercados y a las nuevas condiciones económicas que el país comenzó a experimentar desde los años noventa del siglo pasado. Por el libre mercado, consagrado en la Carta Magna de 1993, la pobreza y la informalidad laboral en el campo han retrocedido como nunca antes. Pero la explicación del asombroso crecimiento de las regiones costeras está en la Ley de Promoción Agraria (Ley N° 27630), que ha permitido la flexibilización del empleo en el sector agrario.
Por ejemplo, Ica —con el 1.7% del territorio nacional— es el principal departamento productor de agropecuarios de exportación y el de mayor actividad económica. Un reporte del Ministerio de Trabajo 2016 indica que Ica es el tercer departamento con mayor productividad, después de Moquegua y Arequipa. Además, según el reporte Evolución de la Pobreza Monetaria 2007-2016, publicado por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), Ica ostenta los niveles más bajos de pobreza del país: entre 1.8% y 4.3% de la población.
Ica es el cuarto departamento con mayores índices de productividad nacional, después de Arequipa, La Libertad y Piura, departamentos donde la actividad agroindustrial es también intensa, con los niveles de pobreza más bajos del país. El PBI estimado de Ica es de alrededor de US$ 7,000 millones; y el PBI per cápita, de US$ 9,000. En Ica, como en otros departamentos de la costa norte dedicados a la producción agropecuaria, tampoco se habla de remuneración mínima vital porque los sueldos de los trabajadores del sector se encuentran por encima de ella.
Según Comex, las exportaciones no tradicionales acumuladas entre el 2011 y 2018 tuvieron un incremento del 46.5%. Con estos fantásticos resultados obtenidos, no se entiende cómo en el Congreso de la República todavía se encuentra encarpetada la extensión de la vigencia de la Ley N° 27630, que podría ser por 50 años más. Y lo peor, la ley corre el riesgo de ser bloqueada por otros proyectos de ley presentados para su modificación; es decir, para dejar sin efecto la flexibilidad laboral en el sector agropecuario, que ha demostrado enormes avances sociales y económicos en el país.
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