Todas las proyecciones señalan que nuestro país apenas c...
El proyecto minero Michiquillay, en Cajamarca, está iniciando su fase de exploración. Según la empresa concesionaria –Southern Peru– este proyecto representa una inversión de aproximadamente US$ 2,500 millones, y cuando esté en funcionamiento producirá 225,000 toneladas métricas de cobre (TMC) anuales, con una duración de la mina de más de 25 años. Por supuesto, el proyecto cuenta ya con todos los permisos requeridos para las actividades de exploración y con un Estudio de Impacto Ambiental aprobado por el Ministerio de Energía y Minas (Minem) en octubre del año pasado.
Pero además Michiquillay representa una gran oportunidad para consolidar el desarrollo económico y social de las comunidades de su zona de influencia: La Encañada y Michiquillay. Y no solo por la dinamización de la economía y la abundante generación de empleos, directos o indirectos; el proyecto ha destinado parte de sus recursos para la creación del Fondo Social Michiquillay (FSM), que ya está fomentando el fortalecimiento de las capacidades de la presente y las futuras generaciones de los pobladores, para que estas comunidades alcancen el ansiado desarrollo sostenible. Una población más capacitada se encuentra mejor preparada para encontrar oportunidades y expandir sus horizontes económicos y de calidad de vida.
El FSM está priorizando la mejora de la educación de los estudiantes de estas comunidades. Y para ello le está brindando a los profesores la capacitación y las herramientas necesarias, para que junto con sus alumnos investiguen y aprendan haciendo, lo que ya ha impactado positivamente en toda la comunidad educativa. El fortalecimiento de diversas áreas del conocimiento –como las matemáticas y las comunicaciones– permite que el futuro ciudadano se desempeñe de manera más asertiva en su esfera profesional y productiva. De esta manera también se refuerza el relacionamiento social, incluyendo la interculturalidad, y también el intercambio productivo.
La región Cajamarca cuenta con una gran cartera de proyectos mineros, que suman una inversión total de más de US$ 18,000 millones, con algunos tan importantes como Michiquillay, Galeno y La Granja, que constituyen lo que se ha llamado el “cinturón de cobre del norte”. Si esos proyectos entraran en producción, Cajamarca multiplicaría por 30 su producción actual de cobre, y los ingresos por canon y regalías de la región pasarían de S/ 300 millones a S/ 2,400 millones. Pero mientras esas inversiones mineras están a la espera, enfrentando una violenta oposición de los grupos antimineros, la región continúa siendo una de las más pobres del país.
En el mes de marzo se llevó a cabo el Foro de Desarrollo Económico Regional Cajamarca 2022 , que contó con la participación de representantes del Instituto Peruano de Economía (IPE), la Universidad Nacional de Cajamarca (UNC), el Colegio de Economistas y la Cámara de Comercio y Producción de Cajamarca. Lamentablemente, las conclusiones sobre la economía de la región fueron desoladoras: la pobreza en Cajamarca se ha incrementado en los últimos años, y ahora afecta al 43% de la población; mientras que el Gobierno Regional de Cajamarca tiene un grave problema de sostenibilidad fiscal, y es uno de los más endeudados.
Es por eso que el proyecto minero y el Fondo Social Michiquillay se constituyen en la más tangible demostración de los beneficios que genera la minería moderna y socialmente responsable. Entre las más recientes actividades del FSM, difundidas a través de las redes sociales, se encuentran el “Taller de motivación y orientación profesional”, dirigido a los jóvenes que están a punto de culminar sus estudios escolares; el “Proyecto SIES”, que brinda asesoría a los estudiantes universitarios para la elaboración de sus tesis; el “Plan de mejoramiento de las capacidades de agricultores en el cultivo de arveja” y el “Proyecto de mejoramiento de los sistemas de riego tecnificado en el caserío de Pedregal”, entre muchos otros.
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