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En el reciente reporte mensual emitido por la Sociedad de Comercio Exterior del Perú (Comex) se destaca que las exportaciones totales nacionales crecieron en un 23.1% de enero a noviembre del 2017. De acuerdo al informe, en ese mismo periodo, en el rubro de las exportaciones tradicionales, el sector petrolero es el que más destaca con un crecimiento del 57.2%, seguido del sector pesquero (53%) y del sector minero (26%). Asimismo, en el rubro de las exportaciones no tradicionales, destaca el sector agropecuario con 9.6% de crecimiento, seguido del sector textil (5.8%). Y dentro de los productos no tradicionales exportados, los arándanos tienen un crecimiento del 45.5%. Según el reporte de Comex, China es el principal destino de las exportaciones nacionales, con un 40.9%, seguido de Estados Unidos (10.3%).
A estos resultados, que demuestran el dinamismo de la economía nacional, debemos agregarle el último reporte del Centro de Investigación de Economía y Negocios Globales (CIEN) de la Asociación de Exportadores (Adex), que anuncia que para el presente 2018 las actividades exportadoras darían empleos directo, indirectos e inducidos a 3.43 millones de trabajadores, lo que representará un incremento de 10.6% con respecto al 2017. Cifras optimistas que le devuelven la confianza a la economía del país, y que indican que es hora de girar al modo de reformas para ampliar el empleo formal, haciendo que este sea más flexible. Y para eso se debe recurrir al ejemplo de la Ley N° 27630, Ley de Promoción Agraria, por los buenos resultados obtenidos. Una reforma laboral que envíe señales de estabilidad a las inversiones de largo alcance.
Como nunca antes, desde la Constitución de 1993, el sector agrario ha ofrecido desempeños notables. Por ejemplo, según la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP), entre el 2004 y el 2014 el empleo formal en el agro se duplicó, pasando de 433,000 puestos a 822,000. La ley que ha permitido ese crecimiento puede ser tomada como ejemplo y replicarse en otros sectores, como la pesquería y la construcción, donde el trabajo no es estacionario sino por temporadas, por la naturaleza de las labores que requieren en determinados momentos más trabajadores que lo usual. En este portal se ha escrito innumerables veces que la ley otorga beneficios tributarios y laborales a las actividades agroindustriales y avícolas, y hace que las empresas agrícolas paguen una renta anual del 15% y recuperen anticipadamente el Impuesto General a las Ventas. Y sobre los beneficios laborales, la ley establece que los trabajadores tendrán un jornal diario, en el que se incluye la Compensación por Tiempo de Servicios (CTS), gratificaciones por Fiestas Patrias y Navidad, vacaciones remuneradas por quince días, indemnizaciones por despido arbitrario, aporte al seguro (equivalente al 4% de la remuneración mensual), derecho a sindicalizarse libremente y jornadas de ocho horas diarias y 48 horas a la semana.
Es hora de girar a modo de reformas. La economía y el mercado, que son el motor del desarrollo y la prosperidad, así lo demandan. Hora de recurrir a una ley que ha permitido impulsar el libre mercado, haciendo que la producción, diversificada y tecnificada, siga ganando más mercados en el mundo gracias a un régimen laboral flexible y formal. La Ley N° 27630 todavía sigue estacionada en el Congreso de la República sin que pueda ser revisada, discutida y ampliada su vigencia hasta mucho allá del 2021. Y es el Frente Amplio el que desarrolla una lucha ideológica en contra de esta ley para impedir el crecimiento del país con una clara visión electorera, populista y demagógica, con las mira puesta en el 2021.
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