Los proyectos antisistema en el Perú, incuestionablemente, se p...
En Perú todavía no se otorgan incentivos a la industria de hidrocarburos. Por eso, necesitamos urgentemente propuestas para atraer inversiones de talla mundial vinculadas al petróleo y gas. Según Enrique González, especialista en hidrocarburos, el Perú con 150 años de actividad petrolera (Negritos en Talara comenzó a operar en 1968) podría estar en el mapa de los productores mundial de primer orden. Sin embargo, en los últimos años se han perdido 40 lotes petroleros por razones ajenas a la industria.
Los ataques constantes contra el sector, por supuestas razones sociales y ambientales, han ocasionado frecuentes paralizaciones de las operaciones. Los 40 lotes perdidos por estas razones son una victoria del marxismo, que alienta la huida de las inversiones. En este contexto, ¿cómo entender una inversión de más de US$ 7,000 millones en la modernización de la refinería en Talara, considerada chatarra porque no contamos con una producción de petróleo local suficiente para abastecer sus operaciones y hacerla rentable?
Los ambientalistas pretenden detener la producción de petróleo en nuevos lotes ubicados en el mar peruano. Y a pesar de que con 70 años de actividad petrolera en el mar, las especies marinas no han sido afectadas. “Desde la existencia del mar de Grau, el petróleo aflora de manera natural y sin afectar a las especies marinas. La temporada de desove de la especie anchoveta continúa su ciclo natural en la bahía de Bayóvar. La producción de petróleo en las plataformas marítimas no altera el equilibrio del ecosistema. No obstante, supuestos estudios ambientales, sin sustento geocientista ni rigidez científica, señalan afectaciones a la maricultura. Nada de esto es cierto”, afirma González.
Para el especialista, las normas vinculadas a los hidrocarburos deben estar sustentadas en la geología y la biología. Las exploraciones y la producción responsables, en costa afuera y en el continente, parten de enfoques científicos, en lugar de políticos o meramente extractivos. De esta manera, González insiste en las propuestas sustentadas en foros académicos, Congreso de la República e instituciones públicas y privadas vinculadas al sector de hidrocarburos: es urgente dejar de exigir el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) a los inversionistas.
“Se han evaluado 320 EIA, 80 costa afuera y el resto en el continente. Monitoreos de exploración geológica, estudios 2D y 3D, geoquímica del lecho marino y suelo continental y otros estudios técnicos ya han sido elaborados y están registrados en diversas instituciones del Estado”, señala González. En este contexto, observando a Chile y Argentina, que han dejado de lado el EIA por la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para sus actividades vinculadas con el litio, el especialista propone la DIA para agilizar los procedimientos. Y señala que gracias al uso extendido de la DIA en las actividades de hidrocarburos en el planeta, Guyana atrae inversiones inmediatas y se perfila como la economía con mayor per cápita del planeta.
Sobre las regalías por producción, González invoca el realismo de las autoridades nacionales. Si en el mundo del petróleo y gas los porcentajes de regalías son acordados en los contratos de concesión en función a la producción, ¿por qué no hacer lo mismo para atraer inversiones? El porcentaje fijo de regalías espanta a las petroleras, que buscan mercados atractivos para sus inversiones. Asimismo, respecto a las Áreas Naturales Protegidas (ANP), vale volver a mencionar los 150 años de historia petrolera nacional sin daño alguno al ecosistema, sustentado científicamente por instituciones como La Marina de Guerra y el Instituto del Mar Peruano (Imarpe).
En circunstancias tan adversas para la salud y economía nacional, faltan recursos para resolver las necesidades urgentes de la población. Esos recursos están en el mar y continente, en la extensa Amazonía, esperando ser aprovechados correctamente para beneficio del país.
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