Editorial Economía

Estrategia antiminera contra Cuajone

Radicalismo desinforma sobre contaminación

Estrategia antiminera contra Cuajone
  • 13 de febrero del 2020

La estrategia contra las inversiones mineras continúa en el sur peruano. El día 12 de febrero un supuesto comité de agricultores se reunió en el distrito de Torata con el objetivo de rechazar la posible ampliación de la operación Cuajone (en Moquegua), a cargo de Southern Perú. Actualmente Cuajone produce 160,000 toneladas de cobre fino, pero a partir del 2020 o 2023 su ley de mineral caerá.

Para enfrentar esta situación, la empresa incrementaría la capacidad de procesamiento con la expansión de la planta concentradora de Cuajone, de 85,000 a 120,000 toneladas, mediante una ampliación que demandará una inversión de alrededor de US$ 600 millones. Es importante señalar que si la ampliación obtiene luz verde, el primer paso será desarrollar el estudio de factibilidad, que demandaría un año. Pero el gran reto será desarrollar y aprobar el Estudio de Impacto Ambiental, que demoraría entre dos a tres años.

Ahora bien, ¿en qué consiste esta oposición a la ampliación? Según los supuestos dirigentes agrícolas existe “una gran contaminación por parte de la empresa Southern desde hace muchos años”. No obstante, no hay pruebas de que ello suceda. Y la verdad es absolutamente distinta. Actualmente el río Torata está contaminado, pero no precisamente por Southern, sino por los restos de fertilizantes de la agricultura y por los desagües urbanos y rurales. Esa es la conclusión de un estudio realizado por el biólogo Eustace Barnes, miembro del equipo de expertos de la Universidad de Cambridge de Inglaterra. Su informe fue presentado meses atrás a las autoridades y estudiantes de Ingeniería de Minas de la Universidad Nacional de Moquegua (Unam). La mencionada investigación recogió muestras de 33 puntos, desde los bofedales en pampa de Titijones hasta la parte baja de la cuenca.

Para desarrollar una investigación imparcial las aguas se analizaron en un laboratorio de la universidad, en Inglaterra. Los resultados fueron reveladores. Por ejemplo, se determinó que en la parte alta del río Torata existe la presencia de metales por encima de los estándares normales (aluminio, hierro y otros) ¿Por qué? Porque dichos metales provienen del sedimento de rocas volcánicas.

Explicaremos un poco lo anterior. Según el Instituto Geofísico del Perú (IGP) la Zona Volcánica de los Andes comienza en el sur peruano —en los departamentos de Ayacucho, Apurímac, Arequipa, Cusco, Moquegua, Puno y Tacna— y abarca hasta el norte de Chile. Un documento del Observatorio Vulcanológico del Perú, del Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet), señala que 12 de los 400 volcanes están activos o potencialmente activos. Cuando las aguas de las partes altas de los volcanes se precipitan, hasta a una velocidad de 80 kilómetros por hora, originan el fenómeno denominado “lahar”, agua que arrastra gran cantidad de materiales sólidos, con distintas granulometrías volcánicas y tipos de rocas. 

La comunidad científica mundial considera a los lahares eventos destructivos por su alto contenido de minerales como el boro y el arsénico. La peligrosidad de los lahares consiste en que esas avalanchas volcánicas pueden alcanzar a los ríos, riachuelos, lagos, lagunas y puquiales cercanos, contaminando las aguas de manera natural, por efecto de un fenómeno pluvial de alta magnitud. Como se sabe, en la sierra sur peruana son numerosos los ríos y riachuelos que discurren por distintas quebradas y centros poblados. Esas aguas son empleadas por los comuneros para sus actividades ganaderas y agrícolas, y también para uso doméstico. De allí que las aguas del Torata, como de varios ríos, estén contaminadas por estos lahares. Sin embargo, esta realidad se oculta adrede.

Pero allí no termina la cosa. El científico Eustace Barnes señaló que, en la zona intermedia y baja del río Torata se detectó presencia de pesticidas, con nitratos y fosfatos. Hay agricultores que utilizan estos químicos para fumigar sus plantaciones. También hay afectación por la descarga de aguas servidas de la parte urbana. Todo lo anterior contamina de gravedad el río Torata. La contaminación no se produce por la industria minera, sino de manera natural y por las actividades agrícolas y la urbanización.

Ocultando la verdad, hoy unos supuestos líderes sociales –que responden a intereses de la izquierda marxista local– empiezan a desarrollar leyendas y mentiras para llevar agua para sus molinos, y han convocado una marcha para el próximo 17 de febrero. Debemos permanecer alertas.

  • 13 de febrero del 2020

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