El Perú, en términos institucionales y económicos...
Sobre la visión económica de la izquierda peruana en un mundo globalizado.
El ex ministro de Economía Luis Carranza ha sostenido que el llamado superciclo de loscommodities todavía no termina y que los precios de las materias primas mantendrán sus niveles en, por lo menos, las próximas dos décadas. Asimismo, recordó que hoy los precios de los commodities representan tres o cuatro veces el valor que tuvieron en los noventa, no obstante las caídas de los últimos años. ¿Por qué cosas tan obvias son tan difíciles de digerir para algunos? Tal vez porque aceptarlas sería reconocer los graves errores políticos y económicos cometidos.
De un tiempo a esta parte, en el despacho de Economía y Finanzas se desarrolla un discurso que sostiene que la desaceleración económica se explica por el descenso de los precios de los minerales. Se argumenta invocando el crecimiento promedio de América Latina y, de pronto, la posibilidad de crecer un poquito más de tres puntos se convierte en un éxito. Sin embargo se obvia mencionar que Panamá, Paraguay, Ecuador y Bolivia, crecen en promedio más de 4%. ¿El antiguo milagro de América Latina debería compararse con los punteros o con la media general?
El discurso de los límites del modelo por el precio de los commodities es el discurso de la izquierda y, quizá sin ser conscientes, los muchachos del MEF se han vestido con los polos rojos en el debate económico. El mensaje zurdo contra el modelo en base a la dependencia “primario exportadora” es simple: todo fracasa porque se creyó ciegamente en los mercados, en los commodities, y porque el Estado no se “convirtió en motor de la diversificación industrial” y otras hierbas de la receta estatista.
Si los precios de los commodities siguen altos en comparación a los de las últimas décadas, entonces, el gobierno nacionalista está cometiendo un pecado mortal contra el 23% de pobres que tiene el Perú. El razonamiento es simple: si crecemos a 3% en vez de 6% o 5% se requerirá el doble de tiempo para reducir la pobreza existente. Un verdadero crimen para un país con tantas potencialidades.
El mensaje de la izquierda no solo yerra en el diagnóstico de la situación de la economía mundial, con una clara tendencia expansiva por la incorporación de China e India a la Revolución Industrial planetaria, sino por una visión eurocentrista y decimonónica del desarrollo.
¿A qué nos referimos? La intelectualidad zurda considera que el desarrollo pasa por convertir a la industria en la columna vertebral del desarrollo en base a la falacia del “valor agregado”. Es decir, algo así como reeditar la experiencia de la Revolución Industrial en el Reino Unido en un mundo donde Google, Facebook y Microsoft, se han convertido en corporaciones con más riqueza que muchos estados.
En la reflexión de la izquierda no existe la experiencia de desarrollo de Australia, Noruega, Canadá, que explotando intensivamente sus recursos naturales lograron alcanzar el desarrollo, erradicando la pobreza y alcanzado los ingresos per cápita más altos del planeta. Pero, además, transformándose en las vanguardias mundiales en la preservación del medio ambiente.
Con el bloqueo de los proyectos Conga y Tía María la profecía del “fin del superciclo de loscommodities” se convierte en una profecía autocumplida, que se materializa en base a la voluntad de los radicales antimineros que no creen en el mercado y sueñan con los estatismos, ante la pasividad de quienes defienden las libertades políticas y económicas.
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