Los proyectos antisistema en el Perú, incuestionablemente, se p...
El Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo (MTPE) acaba de publicar un nuevo Proyecto de Código de Trabajo sin consultar el Consejo Nacional del Trabajo y Promoción del Empleo (CNTPE), el organismo tripartito –el Estado, los trabajadores y los empresarios– establecido para resolver temas de legislación laboral. La conducta de la ministra del sector, Betsy Chávez confirma la actitud que se asumió con la promulgación del decreto que eliminaba la tercerización laboral y el reciente aumento de la Remuneración Mínima Vital (RMV). En ambos casos se ignoró al CNTPE.
Ante semejante comportamiento, la mayoría de gremios empresariales de las principales actividades económicas nacionales ha entregado una carta al MTPE en la que exigen se cumpla con el proceso de diálogo tripartito en el CNTPE que se desarrolla desde años atrás y se respalda en la normatividad vigente. Sin embargo, vale preguntarse, ¿por qué un Gobierno sumergido en una crisis general de gobierno busca abrir un nuevo frente de confrontación social?
A estas alturas es evidente que, en el MTPE predomina más la ideología colectivista que las necesidades del país de promover la inversión, el crecimiento y el empleo para reducir la pobreza. En ese universo ideológico el empresario es “un explotador de plusvalía” y, por lo tanto, la colectivización de las relaciones laborales es la manera de proteger a los trabajadores.
De allí que el MTPE se haya propuesto implementar la llamada “Agenda 19”, que busca colectivizar los contratos de trabajo y establecer un mundo laboral con sindicatos y federaciones que negocian por rama. El proyecto de nuevo Código de Trabajo se inscribe en ese universo: se sobrerregulan las relaciones laborales a tal extremo que algunas empresas –en medio de la lentificación y desplome de la economía– se verán obligadas a cerrar, mientras que otras se deslizarán a la informalidad.
En la ideología colectivista y comunista “la dictadura del proletariado” es la expresión del control de los trabajadores sobre la lucha feroz de clases contra la burguesía y los empresarios. El comportamiento de los funcionarios del MTPE parece responder a ese criterio. De lo contrario no se entendería que el Anteproyecto de Código de Trabajo publicado desconozca que los trabajadores y empresarios han avanzado en un 85% de consensos en los temas que debe contener el nuevo código laboral. En otras palabras, en el MTPE hay fastidio por las convergencias entre empresarios y trabajadores.
Lo más grave de toda esta situación es que la orientación del MTPE desconoce que más del 75% de la fuerza laboral está en informalidad y que la economía en general tiene diversos tipos de extralegalidad que sobrepasan el 70%.
Una de las razones de la extendida informalidad laboral es la sobrerregulación en la contratación y el despido de trabajadores. Es decir, la falta de flexibilidad laboral. En diversos rankings mundiales se ha establecido que la legislación laboral del país está entre las diez más sobrerreguladas del planeta. Allí entonces está una de las explicaciones de la informalidad tan extendida.
A los errores del MTPE, a nuestro entender, se suma las indiferencias de la oposición alrededor del tema. Ni en el Congreso ni en la oposición en general al Gobierno de Pedro Castillo se ha entendido que, así como existen políticas macros en contra de la inversión privada (llámese constituyente y nacionalizaciones), igualmente la propuesta de colectivizar las relaciones laborales se convierte en un espolón en contra de la continuidad del sector privado.
Eliminar la tercerización, aumentar la RMV y sobrerregular los contratos laborales, por ejemplo, es atentar contra la productividad de las empresas; es decir, violentar la correcta combinación de capital y trabajo, factores fundamentales para que una empresa privada sobreviva y continúe. A diferencia de las empresas estatales, sin productividad el sector privado quiebra.
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