Los proyectos antisistema en el Perú, incuestionablemente, se p...
El alcalde de la provincia cusqueña de Espinar, Lolo Arenas, fue el principal promotor del denominado “bono de solidaridad”. Para alcanzar ese objetivo la autoridad y algunos líderes sociales organizaron violentas protestas contra el Estado y la empresa minera, protestas que terminaron con la ejecución del referido bono. No obstante, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), la provincia cusqueña es una de las que menos ha ejecutado los ingentes presupuestos que tiene en sus arcas.
Como indicamos, según el MEF, para el 2020, Espinar tiene un presupuesto de alrededor S/ 140 millones; sin embargo, de momento (y a falta de tres meses para terminar el año) solo se ha gastado el 25% de ese presupuesto (alrededor de S/ 35 millones). ¿Cómo así una provincia con un ingente presupuesto, proveniente del canon y las regalías mineras, se muestra tan ineficiente?
Para hacer un análisis detallado diremos que, por ejemplo, de los S/ 19 millones que están programados para la ejecución de pistas y veredas, solo se ha ejecutado el 6% (alrededor de S/ 1.2 millones). De la misma manera, de lo programado para la mejora de la infraestructura de agua potable y alcantarillado, más de S/ 12 millones, solo ha gastado 0.7%. Y el programa de saneamiento rural cuenta con un presupuesto de alrededor de S/ 5 millones; sin embargo, solo se ha utilizado el 20%. Nos preguntamos ¿cómo una autoridad provincial con tanto dinero en sus arcas puede ser tan ineficiente?
Se podría argumentar que la crisis sanitaria originada por el coronavirus ha sido un problema para la ejecución del presupuesto; pero no es tanto así. En el 2019, la provincia solo gastó alrededor de 60% de su presupuesto, en tanto que todas las provincias cusqueñas estuvieron en un promedio de gasto de 85% (una de las tasas de eficiencia más altas a nivel nacional).
El alcalde Lolo Arenas y sus funcionarios utilizaron el pretexto de la pobreza para utilizar el dinero del Fondo de Desarrollo y del Convenio Marco con el objetivo de satisfacer sus intereses políticos. Se zurraron en el marco normativo del propio Fondo, que estipulaba que ninguna de las partes podría utilizar el dinero, sino solo de manera concertada y en proyectos que redujeran las brechas sociales, en una provincia en la que la minería moderna ha cambiado por completo el paisaje económico.
Desde este portal hemos seguido con atención lo que acontece en Espinar, una provincia que ha sido gobernada por alcaldes ideologizados, como en el caso de Oscar Mollehuanca, y donde pululan las organizaciones no gubernamentales dedicadas a azuzar conflictos contra la empresa minera Antapaccay y el Estado. No obstante, la minería moderna ha logrado que en una década en espinar la pobreza se reduzca en 40%. Mientras el Estado fracasa en todas las líneas, la inversión privada ha originado la aparición de una nueva clase media y ha sido un motor antipobreza. Que existan autoridades que no sepan gastar es quizá uno de los peores males de la república.
COMENTARIOS