Los proyectos antisistema en el Perú, incuestionablemente, se p...
Los yerros del Ejecutivo en el manejo de la pandemia y la emergencia nacional han sumido al Perú en una megarrecesión que destruirá por lo menos el 15% del PBI y arrojará a un 30% de la población debajo de la línea de la pobreza. Luego de tres décadas, la macroeconomía nacional está en emergencia y surge la urgencia de un ajuste fiscal. ¡Increíble! El Perú cerrará el año con un déficit del orden del 10% del PBI, un endeudamiento público cercano al 40% del PBI y una recaudación tributaria en caída libre.
Pero lo más grave de todo es que las diversas bancadas del Congreso pretenden competir en irresponsabilidad, populismo y demagogia con el Ejecutivo. Por insistencia –la norma fue observada por el Ejecutivo– la Comisión de Presupuesto del Legislativo acaba de aprobar la devolución de hasta una UIT (S/ 4,300) para los aportantes a la Oficina Normalización Previsional (ONP). La decisión del Congreso no solo es inconstitucional –según la Constitución los parlamentarios no tienen iniciativa de gasto–, sino que aumentará en más de un punto el déficit fiscal. Se proyecta que costará alrededor de S/ 10,000 millones. Pero no hay dinero en la ONP porque todos los aportes sirven para pagar a los jubilados.
Pero la irresponsabilidad congresal no solo se focaliza en el sistema de pensiones estatal. Igualmente, en primera votación, se acaba de aprobar el retiro de los fondos personales de las AFP, hasta 4 UIT –es decir hasta S/ 17,200– para los afiliados que no hayan aportado en los últimos 12 meses. De esta manera, el sistema privado de pensiones, el ahorro privado más grande de toda nuestra historia –que antes de la pandemia representaba alrededor del 20% del PBI–, ha comenzado a ser destruido por los congresistas populistas, que solo buscan el aplauso semanal.
Los demagogos no entienden que con cada retiro que aprueban mediante ley, en realidad descapitalizan todo el sistema privado y afectan a los miles de aportantes que siguen apostando por su cuenta individual. Por ejemplo, por cada S/ 100 que existe en la cuenta individual de los aportantes, solo un tercio es de aporte directo. Los dos tercios restantes provienen de las inversiones en bolsas y mercados que desarrollan las AFP. ¿Qué sucederá si se sigue descapitalizando el sistema? Esos S/ 100 se reducirán a S/ 70 o quizá S/ 60. La demagogia empobrece, cualquiera sea la intención.
Las AFP tienen muchos problemas, y se requiere una urgente reforma para aumentar su competencia e incrementar los beneficios de los aportantes. Seguro. Pero nada justifica la irresponsable voracidad política de congresistas que no entienden el problema, no se informan e ignoran que están sacrificando a los futuros ancianos y jubilados del país. Peor todavía: en el Congreso existe una propuesta de reforma del sistema privado de pensiones que pretende combinar el sistema de cuenta individuales con el sistema estatal de reparto, creando un sistema de solidaridad artificial.
En cualquier caso, vale recordar que el sistema de reparto o sistema estatal es uno en el que todos los aportes se destinan a un fondo común para pagar las pensiones de los jubilados. Sin embargo –al margen de la tragedia del Covid-19–, en las últimas décadas las ciencias médicas y los sistemas de salud mejoraron considerablemente en los países desarrollados y de ingresos medios. El resultado: aumentó la esperanza de vida. Hubo entonces más jubilados que trabajadores activos que aportan al fondo. Surgió el déficit y los estados tuvieron que asumir la deuda. Los estados de bienestar europeos entraron en crisis.
En este contexto, el sistema privado en el que los trabajadores aportan a una cuenta individual en una AFP que invierte y rentabiliza los aportes es la única alternativa para cualquier sociedad del futuro. Claro que se necesita pensiones solidarias y caminos alternativos, sobre todo en un país con tanta informalidad como el nuestro. Sin embargo, ninguna propuesta será posible sin el criterio de las cuentas individuales como la columna vertebral del sistema previsional.
Por todas estas consideraciones la irresponsabilidad de los congresistas es imperdonable, inaceptable. Ojalá rectifiquen.
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