Ubicado en la región Cajamarca, el denominado "cintur&o...
Cuando se vence el plazo que tiene el Ejecutivo para promulgar u observar la irresponsable norma que aprobó el Congreso que permite retirar el 25% de las cuentas individuales que administran las AFP (hasta S/ 12,900), ha trascendido que el Ejecutivo tendría listo un nuevo decreto de urgencia que permitiría un nuevo retiro de los aportantes, de S/ 3,000. Si se concretara esta versión, “el regalo” del Ejecutivo se sumaría a otra norma anterior que posibilita retirar S/ 2,000.
Al respecto, diversos economistas señalan que de materializarse el nuevo decreto de urgencia, sumado a las normas anteriores del Ejecutivo y el Congreso (que promulgaría la ley por insistencia), se estaría produciendo una corrida de S/ 30,000 millones en los ahorros que administran las AFP que hoy –en medio de la recesión– suman alrededor de S/ 150,000 millones. Es evidente, pues, que un golpe de este tipo derrumbaría el sistema privado de pensiones con el desplome de las acciones de las AFP y la consiguiente pérdida de valor de las cuentas individuales, que agravaría la situación de los futuros jubilados.
Es incuestionable entonces que el Ejecutivo ha decidido correr una carrera populista con el Congreso, para ver quién se gana con más rapidez los aplausos de la gente en medio del avance desgarrador de la pandemia Covid-19 y la profundización de la recesión. Los problemas acumulados en el sistema de salud y la irresponsabilidad del Ejecutivo (no se compraron pruebas moleculares, respiradores ni equipos de protección especial) explican el colapso del sistema de salud y la prolongación de una cuarenta medieval que desatará una recesión de al menos 10% del PBI y un aumento de la pobreza entre 5 y 6 puntos porcentuales. Ya lo vemos en las imágenes bíblicas en la que miles de peruanos pugnan por retornar sus provincias natales, ante la pérdida de miles de empleos en la capital y las ciudades.
Con todos estos hechos, que pueden ser atribuidos a los errores del Ejecutivo, el Perú todavía sigue manteniendo una fortaleza: su solidez macroeconómica y el respeto a un modelo económico que, hasta antes de la pandemia, le permitió reducir la pobreza del 60% de la población a solo 20%. Hoy, en medio de la desesperación del Ejecutivo, se habla de un impuesto de solidaridad para las clases medias y ahora de un nuevo decreto de urgencia que seguirá liquidando el sistema previsional.
Liquidar el sistema previsional es comenzar a moler a martillazos el modelo económico basado en la inversión privada y la disciplina fiscal. Los fondos de las AFP representan el mayor ahorro privado en la historia del Perú y –no obstante los yerros de las administradoras de pensiones y la urgencia de reformas para evitar excesos– significan una alternativa al sistema estatal de reparto que ha servido a los sucesivos gobiernos para desviar el dinero de los jubilados a obras elefantiásicas y estrategias clientelistas.
Siempre vale recordar que en el sistema estatal el aporte de los trabajadores activos se destina a un fondo común para pagar las pensiones. Igualmente vale recordar que –hasta antes de la pandemia– los trabajadores activos comenzaban a ser largamente menos que los jubilados por el aumento de la longevidad. En este contexto, el Estado se obligaba a financiar las jubilaciones y se creaban los conocidos déficits fiscales e inflaciones.
Liquidar el sistema previsional, de una u otra manera, también es poner en riesgo el mercado de capitales: S/ 36,000 millones en bonos del Estado, S/ 36,000 millones en el mercado de capitales y S/ 22,000 millones en el sistema financiero. Como se aprecia, el sistema privado de pensiones invierte alrededor de S/ 95,000 millones en la economía peruana.
Mientras Colombia afirma su ingreso a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) y Chile consolida su modelo económico con un plan de reactivación ejemplar frente a la recesión, en el Perú el Ejecutivo, el Congreso y los políticos, han empezado una carrera populista sin nombre, en medio de los muertos del Covid-19 y la brutal recesión que se profundiza. ¡Los peruanos de buena voluntad deben reaccionar ya!
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