Ataque extremista contra la pesca industrial

En los últimos días se ha venido desarrollando una bien organizada campaña de desprestigio contra la pesca industrial, sobre todo de anchoveta. El objetivo de esa campaña es paralizar la temporada de captura, que se inició en la quincena de mayo con el permiso del Estado Peruano, a través de las instituciones correspondientes.

La campaña tiene –como siempre– la huella de algunos “sindicatos”, organizaciones no gubernamentales y algunos medios de comunicación que rebotan sus “denuncias”. Ellos afirman que hay “cientos” de trabajadores pesqueros “enfermos” de Covid-19 porque supuestamente “no se estarían cumpliendo los protocolos sanitarios” que dispuso el propio Estado peruano para las empresas pesqueras que hoy capturan la anchoveta.

Vale recordar que dichos sindicatos y organizaciones del ambientalismo extremo, así como los medios que los secundan, son los mismos que todos los años desarrollan campañas de desprestigio por una supuesta “depredación” de la anchoveta. A pesar de ello, el Instituto del Mar del Perú (Imarpe) ha asegurado, en un informe científico, que hoy existen 10.11 millones de toneladas de biomasa de anchoveta; es decir, una biomasa saludable y sostenible.

Con respecto a los protocolos de seguridad que la pesca industrial debe implementar, se debe señalar que se siguen las estrictas disposiciones que el Ministerio de la Producción (Produce) ha ordenado. Por ejemplo, cada empresa debe contar con un “Plan para la vigilancia, prevención y control de Covid-19 en el trabajo”, que debe ser validado por el Ministerio de la Producción antes de poder desarrollar algún tipo de trabajo.

Hoy cada empresa debe realizar pruebas moleculares a cada trabajador, y las embarcaciones autorizadas no pueden embarcar a tripulantes que presenten factores de riesgo ante el Covid-19. Además, estas empresas han dispuesto un seguro contra la pandemia para cada trabajador. Asimismo brindan todas las condiciones de seguridad al trabajador pesquero: una ventilación correcta en los ambientes de las embarcaciones y plantas de procesamiento, un espacio no menor a dos metros entre los trabajadores, un espacio para atender de manera ambulatoria a las personas que manifiestan síntomas de la enfermedad, distanciamiento adecuado entre los camarotes y varias disposiciones que hacen del sector uno de los más seguros.

No solo eso, además todo el protocolo debe ser revisado por un auditor externo. Y en caso de incumplimiento las sanciones podrían dejar afuera a las empresas. ¿Qué empresa pesquera querría quedarse afuera del negocio o ser sancionada? En ese sentido, lo curioso es que, a pesar de que los “sindicatos” y oenegés denuncian que no se están cumpliendo los estrictos protocolos, no presentan ningún caso en el sector de pesca industrial, menos de anchoveta. Lo que sí hay son números casos de pescadores artesanales e informales que se han contagiado de Covid-19 porque le sacan la vuelta a los protocolos dispuestos por el Produce.

Hoy la temporada de pesca de anchoveta sigue adelante y si la captura de la cuota se cumple al 100% (2.4 millones de toneladas) la industria pesquera generaría aproximadamente US$ 990 millones de ingreso al país en divisas, en un año en que el PBI caerá cerca de 15% y el número de pobres aumentará en tres millones.