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La noche del domingo pasado la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood llevó a cabo, en el tradicional Teatro Dolby de Los Ángeles, la ceremonia de entrega de los Premios Oscar, los galardones más importantes de la cinematografía mundial. No hubo grandes sorpresas, pues en casi todas las categorías se impusieron los favoritos de la crítica. Por ejemplo, nuestra columnista especialista en cine, Mariana de Los Ríos, acertó casi en todos los pronósticos que hizo en su artículo Las películas del Oscar 2023: Mejor Película, Mejor Director, Mejor Guion Original, Mejor Actor de Reparto, Mejor Actriz de Reparto, etc.
Pero a falta de sorpresas, lo que hubo a raudales fueron emociones, como en el gran abrazo entre Harrison Ford (el actor protagonista de la saga Indiana Jones) y Ke Huy Quan, el niño (hoy un adulto de 50 años) que en 1984 coprotagonizó la segunda película de dicha saga. Ke Huy (nacido en Vietnam) había ganado su primer Oscar como actor de reparto, pero el abrazo se dio en el momento de la entrega del Oscar a Mejor Película, que fue para Todo en todas partes al mismo tiempo, que fue la gran triunfadora de la noche, pues se llevó un total de siete premios. Lo emotivo del momento se debió no solo al reencuentro de los dos actores, sino más bien por el “retorno” del actor vietnamita a Hollywood, tras largos años de estar marginado de las grandes producciones (parece que hay poco papeles para actores asiáticos en Hollywood).
Otros momentos emotivos fueron las premiaciones a actores con larga trayectoria y extensa filmografía, pero que de alguna manera estaban circunscritos a proyectos no muy ambiciosos, “no oscarizables”. El caso emblemático es el de Brendan Fraser, quien obtuvo en esta ceremonia el Oscar a Mejor Actor Protagónico por su trabajo en la película La ballena. Como se sabe, Fraser fue un actor bastante popular, en los años noventa e inicios de este siglo, con películas tan taquilleras como la saga de La momia (1999-2008), pero después su carrera fue en descenso por diversos motivos. Con el difícil papel protagónico en La ballena parece que por fin ha recuperado y superado sus éxitos de juventud.
Un caso similar es el de la actriz Jamie Lee Curtis –hija de los famosos actores Tony Curtis y Janet Leigh–, quien desde muy joven ha sido una presencia constante en las pantallas de cine, desde la saga Halloween (1978-2022) hasta algunas películas tan taquilleras como De mendigo a millonario (1982), Mentiras verdaderas (1992) y Un viernes de locos (2003). Y por fin ha alcanzado el reconocimiento de la crítica, que le otorgó su primer Oscar por su participación en Todo en todas partes al mismo tiempo.
Como señalamos líneas arriba, Todo en todas partes al mismo tiempo, fue la gran ganadora de la noche. También sobre ella ya ha escrito nuestra colaboradora De los Ríos, el artículo Multiversos y héroes cotidianos. La película es la historia de una familia norteamericana de origen chino, dueña de un pequeño negocio de lavandería, que tiene que enfrentar diversas crisis: problemas con los impuestos de la lavandería, los trámites del divorcio de la protagonista (Evelyn), la visita de su padre, el descubrimiento de la homosexualidad de la hija. “Cuando todo está a punto de estallar, Evelyn comienza a evadirse a otros universos paralelos, fantasiosos y desconcertantes, en los que sus ‘dobles’ la ayudan a superar esos problemas, pero a la vez encuentran otros problemas mayores”, resume nuestra columnista.
Para los sectores más rigurosos de la crítica, la mejor película en realidad era Tar, un drama psicológico de mucha actualidad (trata sobre la cultura de la cancelación) protagonizado brillantemente por la australiana Cate Blanchett, quien sin lugar a dudas mereció ganar el Oscar en su categoría (que le fue otorgado a la protagonista de Todo en todas partes…). Y por el lado de las actuaciones, sin lugar a dudas el mejor desempeño se dió en la película Los espíritus de la isla, una tragicomedia ambientada en un bucólico pueblo de la costa oeste de Irlanda, a inicios del siglo XX. Esta película tuvo cuatro actores (más que ninguna otra) nominados a los premios Oscar, pero ninguno alcanzó a llevarse la estatuilla dorada, a pesar de que lo merecían sobradamente.
Por último, entre los premios más previsibles estaba el de Mejor Película Animada, otorgado a Pinocho de Guillermo del Toro, una verdadera obra de arte, que estaba muy por encima de sus competidoras. Y también la segunda gran ganadora de la noche, la alemana Sin novedad en el frente, un espectacular drama bélico, ambientado en la Primera Guerra Mundial, que se llevó cuatro premios: Mejor Película Internacional, Mejor Fotografía, Mejor Diseño de Producción y Mejor Banda Sonora. Ambas películas, Pinocho y Sin novedad en el frente, han sido producidas por Netflix, así que podemos disfrutarlas en cualquier momento en nuestras casas, vía streaming.
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