Gregorio Martínez (1942-2017)

Autor de “Canto de sirena” murió ayer, en Estados Unidos

Si bien José María Arguedas es el escritor que llevó a la literatura la verdadera voz de los campesinos de la sierra y el mundo andino en general, serían narradores de generaciones posteriores quienes harían la misma labor con las comunidades de campesinos de nuestra costa, en las que hay una fuerte presencia de peruanos afrodescendientes. Entre estos escritores destacó Gregorio Martínez, autor de obras tan importantes como Tierra de caléndula, Canto de sirena y Biblia de guarango, entre otros. Martínez, radicado desde hace años en Estados Unidos, donde se dedicaba a la docencia universitaria, falleció ayer en la ciudad de Virginia, a la edad de 75 años y víctima de una penosa enfermedad. Así lo dio a conocer la embajada peruana en el país del norte.

Gregorio (Goyo) Martínez nació en Nazca, en un pequeño pueblo llamado Coyungo, “tan pequeño que no tiene autoridades políticas ni policía”. Allí pasó su infancia y allí también está ambientada casi toda su obra narrativa, dándole así una dimensión literaria similar a la del Macondo de García Márquez, pues hay también mucho de realismo mágico en el Coyungo “ficcional”. Martínez después vendría a Lima a hacer sus estudios superiores, ciudad donde se integraría al Grupo Narración, ese conjunto de escritores que —bajo la tutela de Miguel Gutiérrez y Oswaldo Reynoso, y desde una perspectiva marxista— procuró llevar a la literatura la vida, las ideas y la problemática del pueblo. Y eso fue precisamente lo que hizo Martínez desde su primer libro, Tierra de caléndula (1975) un conjunto de cuentos en el que el retrato de la pobreza imperante en Coyungo se une a la vitalidad y singular sentido del humor de sus habitantes.

A pesar de la calidad de eso cuentos, el universo “coyunguiano” recién alcanzaría su forma definitiva con la novela Canto de sirena (1977), ganadora del Premio José María Arguedas. El libro cuenta la historia de Candelario Navarro, un anciano campesino descendiente de esclavos africanos. Es el propio Candelario quien narra, a la manera de un relato oral, las aventuras y peripecias de su vida, especialmente aquellas relacionadas con su insaciable sexualidad. Esos sucesos se combinan con irónicas y divertidas reflexiones, en las que se cuestionan muchas de nuestras creencias y costumbres; y en las que también se manifiesta la cosmovisión de estos campesinos. Son muchos los logros en esta novela (entre ellos la unión de la ficción y el testimonio), pero lo que atrapa al lector desde las primeras líneas es el lenguaje fresco y divertido, que recrea el habla popular de la región.

Martínez seguiría desarrollando las historias y los personajes de esa novela, considerada su obra más importante, en libros como La gloria del piturrín y otros embrujos (1985, relatos), Crónica de músicos y diablos (1991, novela) y Biblia de guarango (2001, relatos). En este último se nota además una clara inclinación por los temas lingüísticos y el ensayo en general, género que Martínez trabajó de una manera muy personal en El libro de los espejos (2004) y el voluminoso Diccionario Abracadabra (2008, Premio Copé de Ensayo). A ello se suma su también amplia y destacada labor periodística, desarrollada especialmente en el diario La República.