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Un repaso de la obra del genial actor, guionista, director y productor de cine.
Hace exactamente cien años, el 6 de mayo de 1915, nació en Wisconsin (Estados Unidos) George Orson Welles, una de las personalidades más polémicas de la historia del cine. Actor, guionista, director y productor, Wells es recordado principalmente por la primera película que dirigió y protagonizó: Ciudadano Kane (1941), una biografía apenas ficcionalizada del magnate de las comunicaciones William Randolph Hearst (1863-1951), que fuera considerada por muchas décadas como la mejor película de todos los tiempos. Desde entonces, Welles estuvo involucrado en proyectos igual de ambiciosos, pero que nunca llegaron a concretarse del todo. El conjunto de su obra lo convierte en una de las figuras fundamentales de la cinematografía del siglo XX.
Hijo de un próspero empresario y de una pianista e intelectual, Orson fue un niño prodigio. Destacaba especialmente en las artes escénicas: hizo un temprano debut en la Ópera de Chicago y ya en la escuela primaria dirigió una puesta en escena. Después de su paso por la Todd School de Illinois, comenzó a trabajar en el teatro y debutó en Broadway a los 17 años. Gracias a estos logros pudo fundar su propia compañía teatral: Mercury Theatre. Pero lo que le dio verdadera fama fue la adaptación que hizo para la radio de la novela de H. G. Wells La guerra de los mundos. Una versión tan realista que causó pánico entre los oyentes, quienes pensaron que efectivamente estábamos siendo invadidos por extraterrestres.
Gracias a esa fama, y a pesar de que no tenía ninguna experiencia cinematográfica, la entonces poderosa empresa RKO Pictures lo contrató en 1939 para, con absoluta libertad, escribir, producir y dirigir dos películas. La primera de ellas fue Ciudadano Kane, basada en un guion de Herman J. Mankiewicz que el propio Welles adaptó. La película fue un gran éxito de crítica e inmediatamente pasó a ser considerada como una de las obras fundamentales de la cinematografía mundial. La segunda de las películas fue Los magníficos Amberson (1942), basada en una novela ganadora del Premio Pulitzer. Pero esta vez RKO intervino en la edición final, y lo hizo hasta tal punto que Welles dijo que habían arruinado su obra.
La carrera de Welles como director continuó desarrollándose con altibajos y constantes enfrentamientos con las compañías productoras. El extraño (1946), la historia de un criminal de guerra es, en líneas generales buena; y La dama de Shanghái (1948), protagonizada por Rita Hayworth (con quien Orson estuvo casado) es un policial complejo y oscuro, una verdadera joya cinematográfica. A estas películas le siguieron un par de versiones cinematográficas de tragedias de W. Shakespeare —Macbeth (1947) y Otelo (1952)—, que demostraron las virtudes de Welles como actor. En esta faceta, resultan también notables sus participaciones en las películas El tercer hombre (1949) de Carol Reed y Moby Dick (1956) de John Huston.
Ya en plena madurez, Welles nos entregó otras dos grandes películas. Sed de mal (1958) tuvo de protagonista a Charlton Heston y es considerada la última obra maestra del periodo “clásico” del cine norteamericano. Quienes la han visto deben recordar su impresionante secuencia inicial. Y El proceso (1962), protagonizada por Anthony Perkins y el propio Welles, es una muy lograda adaptación de la conocida novela de Franza Kafka. Orson Welles murió en 1985, a los setenta años de edad.
06 - May - 2015
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