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Asu Mare 3, la tercera entrega de la saga protagonizada por el comediante Carlos Alcántara (Lima, 1964), fue estrenada en la semana pasada y tuvo un debut tan exitoso como sus dos predecesoras. Es la segunda película más taquillera del año en el Perú, solo superada por Avengers: Infinite War. Sin lugar a dudas, el público peruano la esperaba con ansias, porque culmina la historia sentimental de la pareja conformada por Cachín y Emilia (una historia iniciada en la primera entrega, pero desarrollada en la segunda). Las expectativas también se debían a la promesa de renovación “formal” que representaba la dirección del ecuatoriano Jorge Ulloa, quien reemplazó a Ricardo Maldonado (director de las dos anteriores). Como se sabe, Ulloa es uno de los responsables de Enchufe TV, el irreverente canal de YouTube, cuyos videos actualmente se transmiten en canales de televisión de todo el continente (Comedy Central, Galavisión, Ecuavisa y Frecuencia Latina).
Las acciones se inician exactamente donde las dejó Asu Mare 2, en la boda de Cachín y Emilia (interpretada por Emilia Drago). Vemos a la pareja llegar al hotel donde pasará su luna de miel, y desde esa primera escena encontramos los característicos gags de Ulloa: al entrar a la habitación en los brazos de su esposo, Emilia sufre una serie de violentos golpes. Apelando reiteradamente a ese tipo de recursos, se nos muestra el inicio de la convivencia de la pareja, en la lujosa residencia de los padres de Emilia, con el consabido enfrentamiento entre la cultura popular a la que pertenece Cachín (su madre, sus amigos y vecinos de la urbanización Mirones) y las costumbres y prejuicios del entorno “pituco” de Emilia. Los detonantes de ese enfrentamiento son el embarazo (y el parto) de Emilia y el descubrimiento de que Carlos, sin saberlo, tiene un hijo de nueve años, aunque radicado en Estados Unidos.
Además del humor basado en la oposición rico-pobre (un pata de barrio solicitando visa para EE.UU., una pituca de visita en Mirones) hubo otras constantes en las primeras entregas de Asu Mare. En primer lugar la peculiar relación entre los amigos de barrio, una especie de hermandad carnavalesca, en la que los insultos y las burlas son demostraciones de fraternidad. En este aspecto, Asu Mare 3 se mantiene fiel a la propuesta, porque el grupo de amigos (Culi, Tarrón y el Chato) respetan la dinámica establecida en las entregas anteriores, e incluso nos proporcionan algunos de los momentos más hilarantes.
El otro elemento es el de la típica familia pobre y disfuncional, centrada en una mujer fuerte que hace las veces de padre y madre (ante la ausencia del esposo); como Chabela, la madre, de Cachín, tan importante en la primera película que hasta le dio título a la saga. Aquí hay tres de esas “supermamás”: Chabela (interpretada por Cecilia Natteri), Brenda (Melania Urbina) y la madre de Brenda (interpretada por Haydée Cáceres). No obstante, el tema no es desarrollado (a pesar de que Cachín es también un “padre ausente” para su hijo mayor), y apenas es usado en un divertido enfrentamiento entre los personajes interpretados por Natteri y Cáceres.
Así Asu Mare 3 cierra de una manera digna este tríptico de “autoficción” cómica. Película a película se ha ido ganando en la calidad de la producción y de la cinematografía, aunque paralelamente los guiones y los personajes han ido perdiendo solidez y frescura. Si la primera película estaba demasiado endeudada con el “chiste” verbal, al punto que más parecía una escenificación del espectáculo de stand up en el que estaba basada (y que incluso se titulaba “Asu Mare), la segunda sí llegó a ser una película consistente (pero no lograda). Y es recién en esta Asu Mare 3 que la historia se conjuga con una propuesta humorística diferente, aunque no muy original y demasiado tributaria del humor superficial y efectista de Enchufe TV.
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