María Cecilia Villegas
¿Y si “hacemos” política?
Sobre la importancia de que los ciudadanos participen en política
Hace unos años, en una entrevista, un conocido periodista le dijo a un ex-presidente “Usted es un animal político”, parafraseando a Aristoteles. El entrevistado, ofendido, respondió: “cuidado, yo no le permito que me llame animal”.
Política es lo que los ciudadanos hacemos todos los días cuando interactuamos en la sociedad, sabiéndolo o no. Un emprendedor está haciendo política cuando hace empresa, un estudiante desde la universidad, un ama de casa en el mercado y una madre cuando les enseña a sus hijos cuáles son sus derechos.
La política en el Perú tiene una connotación negativa. Los peruanos asqueados de los políticos – no sin razón- no entienden que mientras a ellos la política les apesta, son quienes permiten el acceso al poder de gentes incapaces. Un ciudadano que decide conscientemente no participar en política “porque eso es para corruptos”, está permitiendo que los destinos del país estén en manos de una robacable, un comeoro, un proxeneta, un violador, un golpeador, un choro y también, claro está, del capitán Carlos.
Desentendiéndonos de la política permitimos que personajes intrascendentes lleguen al congreso basados no en la representación que puedan tener de un grupo de electores sino en relaciones personalísimas con los dueños de los partidos políticos. ¿Cómo sinó llega Chehade a la lista de Gana Perú? El desarrollo requiere de la despersonalización de las instituciones. Que sin importar el apellido, la cuenta bancaria ni las relaciones que uno tenga, todos los ciudadanos tengan la misma posibilidad de acceso a las instituciones.
El desapego de los ciudadanos con la clase política permite que los políticos crean que no tienen la obligación de rendirnos cuentas. Que cuando llegan al poder, sea por elección popular o porque son nombrados, sientan que están “en su chifa”. Que ahí mandan ellos y que no tienen que dar explicaciones a los ciudadanos. Que crean que la única persona a quien deben responder es a aquella que les da luz verde.
Escuchaba hace unos días la ponencia de un destacado economista quien sostenía que al preguntarle a un ministro por qué no salía un proyecto determinado, aquel le respondía “porque yo no quiero.” Cuando las políticas públicas y las decisiones de gestión de un país están basadas en los caprichos de un técnico que no sabe hacer política, ni rendir cuentas, todos los ciudadanos perdemos. Perdemos la oportunidad de recibir mejores servicios, de tener mejor infraestructura, mejor calidad de vida. Perdemos la posibilidad de que los índices de competitividad del país mejoren, y con ello la posibilidad de hacer empresa, generar riqueza y acabar con la pobreza. Perdemos la posibilidad de equiparar las oportunidades para todos los peruanos. Perdemos la posibilidad de cruzar el umbral del desarrollo.
Existe un vínculo directo entre las autoridades que llevamos al poder y el desarrollo del país. El País está plagado de conflictos sociales, de autoridades locales y regionales sin capacidad para resolverlos y de un gobierno central que mira de reojo, y dice que no es responsable. Pero usted votó por esas autoridades y este es el resultado.
En un país con debilidad institucional y sin cohesión social, para que los ciudadanos logren ser escuchados hay dos opciones: usar la violencia o utilizar los privilegios del acceso al poder. Hay una tercera opción, la más difícil, la más honesta, una que requiere que nos “ensuciemos los zapatos”: “hacer política” activa, consciente y responsablemente desde el rol que usted juega en la sociedad.
Por María Cecilia Villegas
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