Raúl Mendoza Cánepa
Votar con mal humor
La pandemia y las elecciones del 2021
Se ha definido ya el 11 de abril como día de las elecciones generales, pero auguro que será una elección de “mentiritas” porque cualquier cosa puede pasar. Vislumbro un voto de protesta que podría poner en la Presidencia a cualquiera. Por tal, si me leen los faranduleros, pongan ojo en un partido, que su hora llegó. No crea en las encuestas, ninguna vio al Frepap ni a Unión por el Perú, taparon la realidad. En una crisis económica, cuando la gente ya no cree en los líderes, cuando se puede contagiar para eludir la multa, votar por joda le será tentador.
Si la pandemia atraviesa el 2020, ir a un centro de votación será una experiencia límite y lo será aun cuando se realice en dos días (sí, así con lo organizados que somos los peruanos). ¿Y qué tal si usted es miembro de mesa? ¿Inhalará del ambiente que le toque y por las horas que le toque todas las exhalaciones de los votantes? ¿Quién votará seguro? Muchos querrán pagar la multa. Más todavía, ¿quién votará seguro si desde ahora ya es difícil creer en la información que nos dan? ¿Meseta, desaceleración de los contagios? La liberación de las actividades productivas, la falta de disciplina en el número de pruebas y la vuelta a la calle no achatará la curva, por el contrario…
Vamos, pague al Banco de la Nación, renueve su DNI, acuda a su cita con el Reniec. Más tarde, verifique si es miembro de mesa, rece. Revise las opciones de candidatos de los partidos que la hicieron o deshicieron en el Congreso; chille porque no le gusta nadie y porque la política le estorba ahora que en lo único que piensa es en un empleo. Póngase en peligro porque de lo que se trata es de cumplir con la obligación para no pagar la multa. Mire el rostro de fumigador del que viene en la cola detrás de usted, el de adelante, y luego las caras azoradas de los miembros de mesa. Quizás la pandemia sea historia (que así sea), pero si el relajo y el olvido de los protocolos nos lleva por la peor ruta de la peste, la elección será un martirio. Pensará en el voto voluntario, en por qué carajos no lo plantearon como reforma. Recordará a los parlamentarios, a los candidatos sin propuesta, al gobierno con pandemia; sabrá lo que es votar con el hígado, lo que es cumplir con mal humor.
¿Fiesta cívica? Curioso Bicentenario el de una elección con Covid o post Covid, con su empleo por recuperar, con candidatos que postulan sin ideas, pero que lo convocan para que les dé un empleo; sí, por cinco años y con todas sus gollerías. Cuando no hay espíritu ni ideas, de eso se trata votar.
Mal humor. Apostaría que la hora de la farándula ha llegado a la política. Mala decisión la de invitar a Melcochita a competir por un escaño, cuando para Palacio la hace fácil.
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