Iván Arenas
Una encarcelada Jeanine Añez es nominada al premio Sajarov
Galardón es otorgado por el Parlamento de la Unión Europea
A pesar de toda la campaña de difamación organizada desde la izquierda boliviana –y difundida y apoyada por el comunismo internacional– contra Jeanine Añez, no han podido mellar en lo más mínimo la reputación de mujer demócrata y republicana, ganada a pulso por la ex presidenta boliviana. En ese sentido, la reciente designación de Añez como candidata al Premio Sajarov, que otorga el Parlamento de la Unión Europea, es una clara señal de que en el concierto internacional se ve a la ex mandataria como una luchadora en contra el autoritarismo comunista y una víctima de la venganza de Evo Morales.
En estos días Añez ha cumplido siete meses de una injusta prisión preventiva dada por un Poder Judicial que obedece a los mandatos y las vendettas del régimen boliviano, dominado hoy por el partido de gobierno. No solo las instituciones que administran justicia están en manos del Movimiento Al Socialismo (MAS) sino también una larga lista de medios y periodistas que están al servicio de la causa bolivariana.
En siete meses de prisión preventiva la Fiscalía de turno, que también obedece a las tretas políticas evistas, no ha podido concluir su investigación y presentar la acusación formal ante el Poder Judicial. En estos siete meses además Añez ha sido sometida a toda clases de torturas psicológicas y bajezas carcelarias, como la de solo permitir la visita de una familiar o la de su psiquiatra una vez cada siete días; o revisar varias veces la comida que se le da. Todo ello le ha perjudicado tanto su salud mental como física. De hecho, ha bajado de peso alrededor de 13 kilos.
Como dijimos, de momento la Fiscalía no ha podido demostrar de lo que se le acusa a Añez (entre varios delitos, los propios fiscales llegaron a decir que hubo ¡genocidio!). La cosa aquí es simple: Añez logró ser presidenta por sucesión republicana luego que Evo y el MAS ejecutaran uno de los más aberrantes fraudes electorales, tan vergonzoso que la misma OEA no avaló semejante robo. El movimiento ciudadano y democrático se alzó y logró derribar al régimen que caminaba a la dictadura. En ello Añez, como presidenta del Parlamento, accedió al gobierno y tuvo que enfrentar las peores movilizaciones de una minoría de bolivianos partidarios de Morales que incendiaban y destruían la propiedad pública y privada.
El socialismo necesitaba de muertos para legitimar sus protestas ante el mundo. Y así fue. Los partidarios del MAS no dudaban en bloquear carreteras, destruir camiones de concentrados de gas y alimentos para desabastecer a las ciudades más importantes. Añez solo hizo respetar el Estado de derecho. No solo eso, llamó a elecciones y entregó el gobierno al propio MAS, que ganó sin Evo. No obstante, todo indica que no estaba advertida de la venganza comunista.
Hoy Añez lleva siete meses presa y el Parlamento Europeo corrige la falta de tino de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, que ha denegado medidas cautelares para una mujer que es inocente hasta que no se demuestre lo contrario. Y que solo es culpable en la hipótesis de un fiscal que obedece al MAS.
Ojalá que el premio le sea entregado, así como Sajarov, quien fue un disidente ruso del comunismo soviético, pacifista y opositor al uso de bombas nucleares, Añez ha demostrado que es una demócrata y que es víctima de los bolcheviques bolivianos.
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