Cecilia Bákula
Un país surrealista y tridimensional
Del conflcito de Las Bambas a los escándalos del Minedu
La semana que ha terminado nos hizo ver un panorama poco alentador y más bien sombrío de la realidad actual. Estos días han estado dominados principalmente por las noticias de la situación en Las Bambas, en donde el conflicto ha ido escalando, poniendo al Gobierno en una condición "sometida" y de obligada genuflexión. Se leía un discurso en doble y distinta frecuencia: por un lado, el Ejecutivo se mostraba conciliador y, como le corresponde, con una voluntad de acercamiento; por otro lado, algunos representantes de las comunidades, cuyas exigencias y voluntad no se condicen con lo que es la realidad de un Estado en el que las leyes son para todos.
No dejo de comprender las expectativas de muchos pobladores, pero alguien tiene que decirles que hay un sustrato crematístico en este conflicto. Y es que el dinero que reciben por canon o regalías no llega a los más necesitados ni se ven mejores condiciones para la población. Y de ello, no es responsable el Gobierno, sino las autoridades locales, regionales, municipales y comunales, que han dilapidado millones que debieron convertir a esos pueblos y su gente en personas beneficiadas por la riqueza de su tierra. Percibo que no ha habido un sinceramiento de gastos y mucho menos una especie de rendición de cuentas públicas de todos las autoridades que han recibido esas millonarias sumas de dineros, que en muchos casos se han hecho humo; y en casi todos los casos han exacerbado a la población por las expectativas generadas.
El gobierne aparece para "apagar el incendio". luego de más de 50 días de conflicto y actos violentos. Y en el mar de ofrecimientos que se hace, no aparece la verdad: mientras en este país el robo y el latrocinio no sean castigados ejemplarmente, y mientras las autoridades no rindan claras cuentas, estos conflictos se repetirán y en mayor escala.
Otro tema que ha desbordado la paciencia de muchos sectores, y de los padres de familia, ha sido la comprobación del contenido de algunos textos escolares editados y difundidos en las escuelas por el Ministerio de Educación, pero pagados a altísimo costo con nuestros impuestos. Nuevamente una reacción tardía por parte del Ejecutivo, pues no le quedó más remedio, al presidente de la República, que salir escandalizado por el contenido de esos textos y denostando su orientación, sin recordar que en su mensaje por Fiestas Patrias, expresó su convicción de seguir adelante con ese tipo de propuestas de orientación de género en la educación.
A la fecha y pensando que los ciudadanos somos poco inteligentes o muy confiados y crédulos, por no decir "tontos de capirote", se ha indicado que se "tachará con plumón" aquellos textos de contenido inapropiado; es decir, los alumnos recibirán libros casi íntegramente tachados. No se ha señalado culpables, pues el principal responsable, el propio presidente, no ha asumido esa responsabilidad política grave que le corresponde y solo ha tratado de poner paños tibios ante un asunto altamente crítico.
Como si todo ello fuera poco, se procede a una curiosa detención del expresidente PPK con argumentos fiscales deleznables: a sus 81 años no tiene trabajo determinado y, como tiene dos propiedades, no tiene domicilio fijo. Creo que este hecho, promovido al más alto nivel y con una dosis de traición que se comportará luego como un bumerang, pretendió acallar y distraer la crisis en Las Bambas y el caos en el Ministerio de Educación. Pero como se dice en un castizo lenguaje, les salió el tiro por la culata.
Para titular a estas notas de personal reflexión, me he permitido utilizar una frase notable del más notable aún Luis Alberto Sánchez porque lo que sucede en el Perú es, sin duda, surrealista. Y la tridimensionalidad se refiere a que cada uno mira y actúa no como si fuéramos parte de un único Estado y de una común sociedad, sino desde su particularísima realidad y visión de la realidad.
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