Juan Sheput
Un gobierno en cuenta regresiva
Audios demuestra existencia de una organización criminal
La fuerza de los hechos ha logrado, luego de una indiferencia inicial, que los audios de conversaciones entre Zamir Villaverde y Bruno Pacheco sacudan los cimientos de diversos organismos del país. Luego de una indiferencia inicial, hasta los sectores más negacionistas de la crisis nacional, que hicieron del ninguneo a Willax Televisión y sus periodistas una práctica usual, se han tenido que ver en la obligación moral y ética de difundir los audios que revelan la estructura delincuencial del grupo de personas que nos “gobiernan”.
Según la Convención de Palermo y nuestra propia jurisprudencia, una “organización criminal” se define como el grupo de personas que, con carácter permanente y estructura jerárquica, se reparten roles y funciones con el fin de cometer algún delito o perjuicio a la sociedad. Esta tipificación, que ha servido para mandar a la cárcel a muchos, es atribuible a sectores del gobierno que ven al propio presidente o a ministros de Estado como personajes en la cúpula que convocan a terceros para perpetrar un beneficio económico ilegal (delito), en este caso en perjuicio del estado peruano y todos sus ciudadanos.
En ese sentido, hay momentos en los audios que difunde el programa Combutters de Willax TV en los cuales se escucha a un individuo (Zamir Villaverde) decirle a otro (Bruno Pacheco, prófugo de la justicia) que le puede preparar toda la estructura necesaria para que ocupe un alto puesto en el gobierno. Es penoso escuchar cómo, en otra conversación, se asegura que tres meses es suficiente para obtener beneficios indebidos. Estos diálogos nos permiten entender por qué Pedro Castillo jamás quiso poner a gente capaz y con trayectoria al frente de los ministerios, en ninguno de los cuatro gabinetes que hasta ahora han juramentado. La razón es simple, no le importaba. Lo que buscaba Castillo es gente funcional, personas a la medida que le permitieran a este grupo seguir cometiendo los delitos que con alevosía acordaban y que se escuchan en los audios.
Considero que el gobierno de Pedro Castillo ha ingresado a un escenario en el cual nunca quiso entrar y del cual no puede salir. La indignación ciudadana se incrementa y abarca también al Congreso, pues se le ve como una entidad que se niega a cumplir con su rol fiscalizador con la contundencia que una circunstancia como la que atravesamos exige. La inexperiencia de los congresistas no les permite ver que la ola que se está encrespando los va a arrastrar a todos. Ello ya es una situación inevitable. El fin del gobierno de Castillo ha empezado su cuenta regresiva.
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