Martín Taype
Teletrabajo disminuye el congestionamiento vehicular
Es una estrategia de gestión de la demanda de transporte
Como todos sabemos, las organizaciones son dinámicas y en ellas lo único constante es el cambio. Y es que el vertiginoso avance tecnológico, en un mundo globalizado, ha hecho que las organizaciones estén obligadas a adoptar nuevas herramientas tecnológicas y a capacitar a sus trabajadores en el uso eficiente de estas, como única alternativa para poder sobrevivir en el mercado. Una de estas tendencias es el denominado teletrabajo. A efectos de analizar este tema y su aporte para disminuir el congestionamiento vehicular voy a tomar como referencia el caso peruano.
La pandemia no solo ha puesto al descubierto las enormes deficiencias del sistema de salud peruano, también lo ha hecho con otros sectores, como el de transporte. Nuestro sistema de transporte urbano, en el contexto previo a la pandemia del Covid-19, sufría problemas como la congestión vehicular, la falta de integración de los distintos modos de movilización, la informalidad y una infraestructura inadecuada, entre otros. Estas variables, aunadas a la pérdida de tiempo que representaba moverse en la capital, reducían la productividad y, con ello, la competitividad de muchos trabajadores. De acuerdo con el TomTom Traffic Index 2019, el tiempo promedio anual que perdían los conductores en el tráfico limeño ascendió a 209 horas; es decir, ocho días con 17 horas al año, un valor que nos posicionó como una de las diez ciudades con peor congestionamiento vehicular.
Esta información fue publicada en el Semanario 1035, de fecha 24 de julio, por Comex Perú en su página web. Ahí se indica que las medidas de confinamiento y suspensión de actividades diarias fuera del hogar han provocado una enorme reducción del congestionamiento vehicular en la capital. Así, por ejemplo, mientras que en la semana 11 del presente año (antes de la declaración del estado de emergencia) el congestionamiento era del 38%, entre las semanas 21 y 22 llegó al 1%, una reducción en los cuellos de botella vehiculares que fue más que notoria.
Asimismo, una publicación del Banco de Desarrollo Asiático sostiene que el teletrabajo es una estrategia de gestión de la demanda de transporte, una de las varias opciones que se tienen para redistribuirla en el espacio y en el tiempo. De esta manera, fomentar el teletrabajo reduciría el número de viajeros en las carreteras durante las horas pico, con lo que se aliviaría el estrés del transporte público e incrementaría la productividad de muchos trabajadores. En tanto, si nos adelantamos a un escenario pospandemia, es evidente que el home office, como una opción de trabajo, puede incidir en la reducción del tráfico. Asimismo, los efectos subyacentes de esta medida pueden ayudar a muchas personas a enfrentar los costos de esta crisis.
Es relevante destacar que la principal preocupación ahora no solo es el tiempo destinado al viaje hacia el centro de trabajo, sino el riesgo al que muchas personas se enfrentan, debido a las altas tasas de contagio en el transporte público. Por eso es necesario un adecuado trabajo de la autoridad competente en materia de la gestión del transporte urbano.
En tal sentido, solo aquellas actividades laborales en las que, por su naturaleza, la presencia física del trabajador resulte imprescindible serán las que se mantendrán bajo el formato tradicional, aunque cada vez con un mayor soporte tecnológico. Eso les permitirá ser más eficientes y eficaces, permaneciendo en sus puestos de trabajo el tiempo estrictamente necesario, lo que implicará además minimizar el congestionamiento vehicular.
Por lo tanto, la masificación del teletrabajo en nuestro país tiene carácter prioritario, tanto frente a la pandemia como en el escenario pospandemia, por las ventajas expuestas. Las entidades públicas y privadas pueden seguir funcionando, minimizando la exposición de la salud de sus trabajadores.
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