Martin Santivañez

Sobre el centro popular

Sobre el centro popular
Martin Santivañez
22 de agosto del 2016

Pragmatismo técnico-político y opción preferencial por el pueblo

La discusión sobre si Fuerza Popular es un movimiento de derechas o izquierdas queda superada cuando se apuesta, en congruencia con la historia y la sensibilidad demostrada en la última campaña, por la categoría de “centro popular”. La díada izquierdas-derechas, si bien funcional para explicar el espectro ideológico, falla cuando se trata de aplicar a un movimiento en el que, de manera evidente, conviven cuadros de distinta extracción. En Fuerza Popular hay gente que se siente más próxima a las izquierdas intuitivamente, pero también se puede notar la presencia de líderes que hunden la raíz de su discurso en la derecha popular.

El centro popular supera esta dicotomía. La supera de manera amplia y centra el debate en las características esenciales de FP: el pragmatismo técnico-político y la opción preferencial por el pueblo. Las ideologías, en su extremo radical (el maniqueísmo marxista) o en su aplicación disolvente (el liberalismo egoísta), han sido perniciosas y disruptivas. El Perú es una síntesis viviente de razas, ideas y culturas. La argamasa fundamental de esta síntesis, el principio de unidad, es el cristianismo. El Perú es una realidad procesada a fuego lento por el cristianismo; y por tanto, el centro popular es esencialmente peruanista, porque reconoce la trayectoria y el destino del país. Busca la unidad por encima de las disensiones y apuesta por un Estado eficiente y sintético (arraigado en valores) que interviene subsidiariamente, en función a las necesidades de cada región y sector.

El centro popular se guía por el principio de realidad, no por los dogmas teorizantes de las ideologías. En sentido estricto, la victoria de PPK ha sido el producto de una alianza entre las izquierdas y la derecha empresarial para evitar el triunfo del centro-derecha popular. Esta alianza táctica se mantendrá y solo puede ser quebrada convocando a quienes no tienen hipotecas ideológicas (que son siempre la mayoría) para integrar una gran alianza popular y moderna, libre, respetuosa de la autoridad, orgullosa de la tradición y fundada en los valores que unen a la mayor parte de los peruanos.

Un centro popular de estas características tiene que ser capaz de decisiones estratégicas firmes y audaces. Entre ellas, por supuesto, se debe privilegiar el establecimiento de una oposición patriótica capaz de frenar el programa corrosivo de la izquierda en materia de familia, terrorismo y país; así como los intentos lobistas de la derecha empresarial que no supera esa mentalidad fenicia y egoísta, incapaz de aceptar la “majestad de la idea de patria”. El centro popular cree en la idea de patria y se esfuerza en construirla, fortaleciendo la unidad real por encima de las diferencias artificiales que la derecha lobista y la izquierda maniquea se empeñan en propalar.

Este es un buen derrotero pragmático para Fuerza Popular, un partido que alcanzará el voto mayoritario si comparte y fortalece con esa amplia mayoría los principios que nos unen de cara al Bicentenario. El gran reto del 2021 tiene que ser, hoy como antes, la consolidación de una comunidad en la que las fuerzas centrípetas sean batidas por la peruanidad solidaria, un patriotismo funcional que une y sintetiza allí donde el radicalismo marxista y el egoísmo liberal solo buscan dividir.

Martín Santiváñez Vivanco

 
Martin Santivañez
22 de agosto del 2016

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