¡Savonarola “chapa su choro”!

Sobre la campaña que promueve castigar el delito al margen de la ley

No es desde el púlpito sino a través del Facebook -la plataforma que reemplaza a los partidos políticos- donde se promueven aires reformistas. La campaña “Chapa tu choro” tiene en el fondo la pretensión de una reforma implacable para imponer -ante el desborde de la criminalidad- un "nuevo orden". Sin embargo ese "nuevo orden" no sería sino de más violencia.

Cada cierto tiempo el mundo se abstrae al surgimiento de Savonarolas, Lorenzos de Médicis o papas como Alejandro VI, el pontífice catalán, pero difícilmente aparecen Maquiavelos. Son tiempos de desorden, caos, vacíos de poder, crisis, deterioros del contrato social entre gobernantes y gobernados. Ese puede ser el caso del Perú.

El estado es incapaz de detener la ola delincuencial, el tsunami de la criminalidad con sus asaltos y extorsiones no parece tener fin. La sociedad civil entonces restituye para sí el derecho de legítima defensa que había cedido a un ente mayor, al Leviatán estatal. Entonces surgen por allí algunos reformadores, cual Savonarolas, aquel monje que, en la Florencia del siglo XV, encabezó una férrea marejada para restituir el purismo de la fe y la santa virtud contra la indecencia papal, la frugalidad de una clase adinerada y la voracidad banquera de los Médici. En nuestro caso, contra la inseguridad pública.

Así, “Chapa tu choro” nace como una ola reformadora con singularidades propias pero conteniendo el mismo deseo de refundar todo, crear un nuevo contrato y diseñar un nuevo estado. Si Savonarola creó un fuego inmenso -“la hoguera de las vanidades”- para purificar lo impuro, liquidar la avaricia y quemar pecadores, “Chapa tu choro” promete dejar paralítico al ladrón, y así la justicia pasa a manos privadas. Se reserva el derecho de aplicarla.

No obstante la ola reformadora no termina allí. Pronto ha de extenderse hacia la política y los políticos, el juez, el fiscal y la policía. Pronto el Facebook se llenará de “chapa tu juez”, “chapa tu político”, “chapa tu policía” y, porqué no, “chapa tu suegra” o “chapa tu vecino”. Se terminaría así el contrato social que, a través de la ley, encausa al “lobo-hombre” -como decía Hobbes- a una vida civilizatoria, surgiendo el contrato de la violencia como en el oeste norteamericano.

Pero Savonarola se equivocó. Por eso Maquiavelo dijo que era un “profeta sin armas”. Cuando Florencia se extasió de tanta hoguera hizo más preguntas, buscó más respuestas y el fraile dominico dudó. La fundación de un nuevo orden implica la construcción de un cuerpo legal alterno, un armazón jurídico, otro Leviatán. Savonarola tenía un “novus ordo”, pero en el cielo, lejos de la vida terrenal. La protesta se alza siempre desde la crítica destructiva pero languidece cuando no hay propuesta. “Chapa tu choro” es el reflejo de una crisis del pacto. El contrato social está quebrado pero no roto.

A Savonarola le esperaba el establishment. Trató de destruir un orden sin tener otro en mente. Entonces fracasó. Allí lo esperaba el papa Borgia para mandarlo a su propia hoguera. Los mismos que lo veneraban miraron con júbilo y entre aplausos como su piel se achicharraba. Aquí la moda de “Chapa tu choro” solo pasará si las fuerzas democráticas resuelven con la ley la impotencia de los ciudadanos, solo si se recompone el contrato social. Entonces los Savonarolas se quemarán porque los extremos nunca triunfan. Las reformas necesitan de “profetas armados” no solo de látigos sino de un nuevo orden y nuevas leyes.

Por: Iván Arenas