Jorge Morelli

Salvado por El Niño

Salvado por El Niño
Jorge Morelli
26 de abril del 2017

La administración PPK ha sido salvada por un desastre

Cuando el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski estaba ya contra las cuerdas, en plena caída libre en las encuestas, la tragedia de El Niño golpeó ferozmente al Perú. El país entero volteó entonces en búsqueda de alguien que se haga cargo. Y de pronto, Pedro Pablo Kuczynski, su desgastado gabinete, su asediado premier, su aspiracional vicepresidente y su expectante ministro de Defensa cobraron todos un segundo aire. Este respiro debería normalmente alcanzarle al vapuleado gobierno, iniciado hace solo nueve meses, para recuperarse y llegar hasta su término, a más de cuatro años de distancia todavía.

Los tiempos en política son cualitativamente distintos según las circunstancias. La gravedad de una emergencia nacional suspende el tiempo y nos introduce en una dimensión temporal diferente, ajena a la normalidad, donde las leyes de la solidaridad colectiva sustituyen a las del interés de grupos parciales. Inclusive se ve bajo otra luz las infracciones y se condonan los errores.

Cuando la nave ha sobrevivido a duras penas a la tormenta y se halla desmantelada, no es el momento para discusiones sobre quién está al mando. En este sentido, toda discusión sobre la solidez del gobierno pepekausista, todo debate sobre una hipotética vacancia presidencial —respecto de la cual ya se especulaba—, incluso toda duda sobre la continuidad del gabinete quedan anuladas, por estar completamente fuera de lugar.

Lo que está a la orden del día es la reconstrucción de un país devastado. No es momento para discusiones políticas, no hay espacio para otra cosa. El músculo duerme, la ambición descansa. Esto, a pesar incluso de los jugosos réditos políticos que el banquete de la investigación de la corrupción se preparaba a ofrecer. En este momento hasta la corrupción parece una pesadilla lejana.

Este clima no durará en tiempo lineal sino unos meses. Pero los suficientes en términos políticos para llegar al punto más allá del cual la única medida de todas las cosas será el resultado electoral de los comicios regionales, a fines del 2018. Desde luego, la suerte de la reconstrucción será decisiva en el resultado de una mayoría para ellos. Pero más allá incluso del éxito o el fracaso de la reconstrucción, de allí a las elecciones de 2021 y al Bicentenario de la República no habrá ya entonces sino un paso.

A medida que se vaya acercando el nuevo reparto de naipes y crezcan los decibeles de la competencia política entre partidos nacionales y movimientos locales por hacerse del mayor número posible de gobiernos regionales, será cada vez más claro que el destino que le ha tocado en suerte al peculiar gobierno pepekausista es llegar hasta su término con bastante pena y ninguna gloria. Con austeridad, seriedad y ningún brillo. Pero hoy el gobierno pepekausista ha resultado salvado por la campana divina. Paradójicamente rescatado por un desastre.
 

Jorge Morelli

@jorgemorelli1

jorgemorelli.blogspot.com

 
Jorge Morelli
26 de abril del 2017

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