Eduardo Zapata
Robado
El sistema de educación pública
Sé que por los tiempos de inseguridad que corren, o bien por aquellos referidos a la corrupción, el lector de esta nota imaginará que vamos a hablar aquí de la enajenación de algún bien material o su representación simbólica: objetos o dinero. Sabemos, sin embargo, que no solo se roban materialidades. También ideas. Y allí están el espionaje industrial, los plagios de textos y las patentes, y las leyes de propiedad intelectual para recordárnoslo.
Obvio que –por extensión– también podríamos aplicar con justicia el término al resultado de unas elecciones. O a decenas de actividades comerciales donde se nos ofrece algo que no se nos otorga. O a la tesis que alguien nos hizo y que constituyó un robo a nosotros mismos y a la fe pública. O también, por último, a la asunción de un cargo para el cual se carece de competencias, lo cual implica un robo a quien nos elige o contrata.
Y hasta –con ´cariño´– podríamos decirlo en diminutivo; y hablar entonces de una ´robadita´. Una robadita a una señal de tránsito, a las horas de sueño o de trabajo; en fin, a la postergación transitoria de obligaciones para dedicar nuestro tiempo a algo acaso más urgente o placentero.
¿Larga lista de acepciones, no? Pero aquí queremos referirnos al modesto sentido de la palabra cuando decimos: “Este tornillo está ya robado”, es decir gira sobre sí mismo. Modestia que se torna solemne y grave si la aplicamos a lo que está ocurriendo con la educación escolar con ocasión de la pandemia y la actitud del Ministerio de Educación (Minedu) frente al asunto.
El hecho concreto es que si tomamos en cuenta la huelga magisterial en el 2019 y le sumamos la improvisación de la educación virtual en el 2020 y en lo que va del 2021, tenemos a millones de niños, jóvenes y padres de familia a los cuales se les ha robado tres años de formación escolar.
Durante la gestión del señor Vizcarra escuchamos voces desde el Minedu que nos decían que las cosas se solucionarían remedialmente en el verano del 2020. Pero vino la pandemia y eso no ocurrió. Como tampoco se preparó desde ese verano una propuesta virtual seria para lo no presencial. Y ahora, sin trabajar tampoco de manera profesional una propuesta para la educación virtual, se nos anuncia a cada instante que lo presencial volverá en cualquier momento. El tornillo girando sobre sí mismo.
El hecho concreto es que por el negacionismo y la improvisación emanados desde el Minedu, los alumnos hoy en aula –que no recibían ya una educación eficiente y lo decían pruebas nacionales e internacionales– han perdido tres años en su formación. Por una gestión ineficiente desatendida de la realidad, se les ha robado a los estudiantes tres años de escuela. ¿Hemos considerado los alcances presentes y futuros de esta enorme pérdida?
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