Jorge Morelli
Revolución bajo el Zar
Una autoridad por encima de los gobiernos locales y regionales
Una autoridad por encima de los gobiernos locales y regionales
El presidente está pensando nombrar un Zar de la Reconstrucción. Y precisa que el funcionario debe tener “plenos poderes” para esa labor. Un Zar tendría autoridad, entonces, por encima de los gobiernos regionales y locales. El presidente no ha dejado duda de lo que piensa. No quiere más estados de emergencia, porque “con la calidad de gobiernos municipales que tenemos, que dejan mucho que desear —agrega reveladoramente—, dejamos la puerta abierta a la corrupción”.
El vicepresidente Martín Vizcarra sale entonces en defensa de sus aliados, los gobiernos regionales del sur, y dice que basta con un “coordinador, un articulador” de los gobiernos regionales y locales con el gobierno nacional. Por ende, que no hace falta una autoridad absoluta sobre ellos. El congresista Yohny Lescano, representante de la sureña región de Puno, de inmediato sale a apoyarlo: un Zar —dice— es “burocracia innecesaria”.
Un editorial de El Montonero ha reparado en el problema debajo del problema. Este es la falta de una definición de política de Estado: el gobierno tiene que tomar una decisión política entre dejar intocada la actual regionalización —una descentralización fracasada, para muchos— o ir a una recentralización —aun si fuera transitoria— en manos del Zar de la Reconstrucción. El Zar tampoco es una solución. La única solución permanente pasa por rediseñar los equlibrios internos del poder Ejecutivo, entre gobiernos regionales y locales y el gobierno nacional.
De vuelta en la coyuntura, sin embargo entra en escena el premier Fernando Zavala dejando boquiabierta a la audiencia al anunciar que el gobierno no descarta nombrar Zar al propio Vizcarra. “Tiene todas las posibilidades de liderar este tema. Seguramente en algún Consejo de Ministros que tengamos hacia el final de esta semana el presidente lo va a decidir y lo anunciaremos”, añade.
Vizcarra no quiere ser Zar. Responde que, “para empezar”, no le gusta el término y menos aún el hecho. Lescano abre entonces los ojos a la audiencia al hacerle reparar en que, si Vizcarra es nombrado Zar, deja de ser ministro. El gobierno se ahorraría entonces la interpelación del caso Chinchero, un asunto cada vez más espinoso. Por propia convicción, sin embargo, Vizcarra pasaría a ser a duras penas un modesto coordinador de la labor de los gobiernos regionales y locales en la reconstrucción.
Aquí lo que hay es una pugna política en el gobierno. Pero es una que solo refleja la falta de decisión política en una materia de Estado —el conflicto entre el gobierno nacional y las regiones, los equilibrios internos del poder Ejecutivo— fundamental para la reconstrucción del Perú para el siglo XXI.
Jorge Morelli
@jorgemorelli1
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