J. Eduardo Ponce Vivanco
Retrato del Presidente Pedro Castillo
Testimonios que se leen en la prensa extranjera
Mientras el siniestro dictador Putin invade Ucrania y vapulea el orden internacional que permitía cierta gobernanza en la incontrolable globalización, los peruanos sufrimos lo que nos han traído los fatídicos siete meses que cumple el gobierno de Pedro Castillo, el presidente elegido por una reducida mayoría de ciudadanos hoy probablemente arrepentidos de su voto.
En medio de la opacidad y la incertidumbre en que vivimos es esclarecedor reproducir los testimonios y opiniones que recoge El País, el principal diario español de izquierda democrática. Los comentarios son valiosos no solo por los hechos que revelan sino porque provienen de reconocidos “caviares” que han sido parte o han estado cerca del actual gobierno, tal como han sido transmitidos por una reportera con el mismo sesgo político.
Comencemos con el ilustrativo artículo del columnista Juan Diego Quesada “Perú, el país de la crisis perpetua” (12/2), cuyo bosquejo de Castillo arranca así: “No tiene televisor, ni radio y no está acostumbrado al hábito de la lectura. Para aligerarle la tarea, los asesores le resumen en un documento de Word los principales titulares de los periódicos. El presidente ojea la página…”. Otros extractos: “Fuera se derrumba el Perú, pero ahí parece que no pasa nada”, cuenta un ministro que perteneció al Gabinete hasta hace una semana. “En Palacio tienen una política perversa. Todo el día lo tienen recibiendo gente de su pueblo (Castillo es de un lugar remoto de los Andes), amigos, conocidos...”, según el testimonio de la ex Premier Mirtha Vásquez. “Ella y otros consultados concuerdan en que predomina la extrema informalidad y la improvisación constante”.
Por su parte, el ex Ministro del Interior Avelino Guillén, otro connotado caviar, afirma que “A Castillo se le llena la boca con el pueblo, pero no hace nada por él”. Y añade que el de Castillo es “un Gobierno que se está manejando de manera errática, sin tener un objetivo definido. No existe una cohesión en el equipo ministerial (…) El presidente está como desconectado de la realidad. Déjeme explicarle: él no se informa, y no es solo leer determinados periódicos o ver los medios, sino revisar algunas revistas especializadas, tener un diagnóstico de la realidad y de los problemas que está padeciendo el país de manera directa (…) El presidente Castillo es un enigma. No profundiza su línea de pensamiento, no expresa ni explica cosas en las que debería ser muy claro. Es un misterio. Es muy difícil conocer cuál es la línea de pensamiento del presidente Castillo. Ninguna persona está en capacidad para explicar cómo piensa. (…) Es alguien que se ufana de ser un Gobierno del pueblo, pero el pueblo lo que más exige es salud y justicia. Y son los puntos más débiles de este Gobierno. Se llena la boca invocando al pueblo, al pueblo, al pueblo, pero es una palabra al vacío porque no tiene el más mínimo respeto por el pueblo”.
¿Es necesario añadir algo a esta sorprendente –y lamentable– caracterización de nuestro presidente?
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