Manuel Bernales Alvarado
República del Perú, no república barata
La lucha contra la corrupción y sus males asociados
Un análisis de contenido de los principales periódicos de circulación nacional y de los departamentos, mal llamados regiones, muestra que las categorías patriotismo, nacionalismo, en cerca de cincuenta publicaciones, aparecen subordinadas a categorías como éxito, mercado, liderazgo, junto con la ausencia de un mínimo de complejidad conceptual. Esto es fruto de un conjunto de factores que se originan en las instituciones estatales, familias, escuelas y sobre todo en el generalizado y enraizado mal ejemplo, así como en las presiones dominantes de la cultura mundial actual materialista, hedonista y relativista. ¡La educación pública y privada, salvo excepciones, no es ni la sombra de lo que fue hace setenta años! Vale decir, entre cuatro y cinco generaciones se han mal educado, y eso se evidencia en la vida cotidiana en diferentes órdenes, que van desde el uso del idioma, la escritura y la no lectura, hasta el deporte-espectáculo y especialmente los programas de televisión. Incluidos los de cable, cuyas opciones de buena calidad mundial se reducen al máximo.
Nuestra ciudadanía, cada vez más acosada por ideas y creencias parciales o deformadas del ser humano en sociedad, que sustituyen la noción de persona por otras reduccionistas o simplificadoras, es hija del proceso de larga duración que no logra salir del sello y matriz de colonialidad y subdesarrollo, y ha devenido acomodaticia a los ejemplos que, desde con gran fuerza desde los noventa, justifican todo por el éxito atribuido a otro "excepcionalismo histórico", el fujimorato con Montesinos. El discurso eclesiástico católico de ese ciclo y los de iglesias cristianas, en particular evangélicas de toda clase, ha tenido y tiene su rol de acompañante, como ahora lo tiene la pastoral, narrativa o política pública del Estado Vaticano y de la Iglesia Católica Apostólica y Romana. Perú, parte del mundo y de los procesos de transformación de ideas, creencias, valores intereses dominantes y emergentes en la comunidad internacional, países de interés y el sistema de las Naciones Unidas, también fue y es impactado por las prédicas y decisiones que se adoptan a esa escala sobre la economía, la identidad nacional o étnica, la militancia religiosa, el ser mujer, de género, y asuntos de migración, ambiente, refugiados, inversiones de industrias extractivas, de persecución del delito o de interpretaciones discordantes del "la responsabilidad, y derecho, de proteger" e intervenir por sobre la soberanía de uno o más Estados.
El sistema político criollo descansó muchas veces en un manejo dictatorial de la Presidencia que, con apoyo de empresarios, otros Poderes del Estado, prensa adicta, vastos sectores sociales y el ejército, impuso una historia oficial. El período de los noventa que en mucho continúa, liquidó la memoria del país, que hoy se reduce de modo dominante al fujimorismo, en que se salvó al país de sus culpables, el velasquismo y el primer alanismo, que a su vez, engendraron el terrorismo. El discurso o narrativa contraterrorista se ha prolongado y hoy se concentra en la apología del libre mercado como hacedor de buena vida y buen gobierno.
No hay duda de que cada período tuvo de bueno de malo y de feo. Tampoco que los grupos empresariales, periodísticos, políticos de gobierno y de oposición coinciden en la doctrina e ideología del predominio del mercado, como se evidenció en la similitud de los programas de gobierno que expusieron en debates y publicaciones el partido heredero del albertismo, Fuerza Popular, y el pepekausismo. Eso está grabado y publicado. Y, los elencos ejecutivos, prácticamente no han tenido cambio significativo en sus titulares y principales operadores públicos y empresariales. La diferencia fundamental viene dada por la lucha política entre un conglomerado de políticos, prensa y ongs desde la derecha al centro y algunos un poco a la izquierda, que levantaron la bandera de lucha por la democracia frente al conglomerado de fujimoristas, líderes locales y departamentales, y operadores de toda laya acostumbrados a vivir y hacer fuera de la ley.
Tenemos diaria evidencia de que la lucha contra la corrupción y la mala administración de justicia, nutre un sentimiento popular por causa de hechos viciosos inocultables que se repiten escandalosamente y campañas de prensa, varias de las cuales protegen a corruptos de otras esferas y bandos. El proceso Lava Jato peruano, en especial los convenios entre Odebrecht y fiscales y procurador, han "transparentado" y documentado lo que dije hace poco: gran empresa, pequeña nación y el sello de colonialidad. El acuerdo que está siendo aún procesado y que es defendido a capa y espada como bueno para saber la verdad, aun a costa de neto perjuicio grave al Perú de ayer, hoy y de varias generaciones por venir, recuerda el "Contrato Dreyfus" y otros contratos republicanos. Probablemente una inmensa mayoría de pobladores y ciudadanos no conocen de esa realidad por que no se enseña Historia del Perú ni Historia Universal: Entonces y ahora, un sector de corruptos se salió con la suya e incluso no pocos corruptos actuaron como investigadores, acusadores, jueces y policías, contra aquellos que por sus deméritos reiterados hasta la náusea se hicieron símbolo de la corrupción en el Perú. Ahora, no hay un día en que un padre o madre de la patria no evidencie su esencia y conducta corrupta donde no hay valores de bien, justicia o Patria, no digo nacionalismo. Ese mal ejemplo no se ha circunscrito a las personas y grupos que, la corriente del "combo" de prensa dominante incluidas redes electrónicas, señalan siguiendo las reglas de la propaganda política: enemigo único, etc.
Malas prácticas siguen vigentes en procesos de gasto o inversión pública en los tres niveles de gobierno, como se evidencia en la no reconstrucción del norte y en obras subnacionales mediante los sistemas burocráticos imperantes, que aseguran lentitud, mediocridad o robo, según se puede ver del conjunto de publicaciones, cincuenta, aludidas al inicio, en que se denuncian malos o falta de buenos resultados en construcción, transporte o saneamiento. Más aún, no se concibe que no hay saneamiento colectivo sin manejo de basura, de diversos residuos, que pueden ser fuente de inversiones, trabajo y no solo de sanidad y lucha contra el calentamiento global.
La multiforme corrupción es inseparable práctica y conceptualmente de la ilegalidad y ésta de la informalidad proclive o susceptible a lo ilegal e inmoral. Todo el mundo sabe esto. Sin embargo hay campañas que atacando un factor o a lo más una dimensión de factores, por ejemplo, "de policía", orden y seguridad callejeras, pretenden vendernos la idea de que orden y represión son la solución, sin arañar siquiera las dimensiones económicas, financieras y de cultura. Falsa o frágil solucionática.
Faltan dos y medio años para que termine este período constitucional, signado aún por el aura pepekausista y más. Hay que descontar los días no hábiles y los previsibles impactos del clima, ojalá no más fenómenos climáticos extremos ni sismos. Los gobiernos regionales recién electos, para no hablar de los municipales de los cuales los de mayor peso son los metropolitanos y cabecera departamental y algunas provincias en zonas vitales estratégicas del Perú, tendrán menos de cuatros años porque el primero se les va en acomodarse y el último en defenderse o en elecciones. Todo este fin de período estará dominado por la "lucha contra la corrupción" y los proyectos para mejorar el sistema político, el económico, --¿sin reformar la Constitución como reitera un ex Presidente del Banco Central de Reserva?-- el fiscal financiero y otros, no podrán autonomizarse, separarse, de este proceso político anticorrupción subordinante. Contenidos y tiempos de actores públicos y privados serán ocupados por lo señalado y sin un cambio de las reglas burocráticas de gasto e inversión, poco se podría hacer en la producción de bienes y servicios urgentes esenciales. Cambiar algunas reglas toma más de uno o dos años. ¡Otras siempre se quedan en la puerta del horno! varias serán objetadas por fragilizar la protección ambiental legal, que ha crecido, y la real cuyo diagnóstico debe aún ser debatido y su pronóstico, más aún.
El peso pesado y conductor del Ministerio de Economía y Finanzas e instancias que preside o integra, seguirá siendo el liderazgo real. El vocerío y coordinación gubernamental del Presidente del Consejo de Ministros, no tiene los medios para ser subordinante al MEF, ni podría sustraerse al rasgo cultural de los peruanos que demandan "al hombre", al Presidente de la República, desde Mayuriaga a Gamarra, como se ve todos los días. Su principal reto será coordinar un mínimo minimorum de decisiones y programas ante el Congreso, gobiernos subnacionales, actores no gubernamentales, aliados o no y prensa, más que con cuasi partidos y bancadas que podrían aumentar y adherentes disminuir.
Una experiencia que deseo sea de excelencia, el contrato tipo NEC para las instalaciones de los Juegos Panamericanos, y su empleo posterior que pocos mencionan como parte del diseño inversionista, es una opción de buena gestión. Hay también contratos de nuevo cuño para gestión. Ambos tipos son flexibles, combinables y aplicables a materias diversas, desde agua, desagüe, manejo de basura, transporte, mejoramiento urbano, hasta laboratorios y construcciones mineras o energéticas, comprendidos los sectores defensa e interior. Pienso en reconstrucción, demandas de varios años en costa sierra y selva, puertos lacustres y marítimos, inversiones departamentales eslabonadas a minería y energía en Pasco o Moquegua, etc.
La lucha contra la corrupción y males asociados en todas sus manifestaciones, si bien tiene, de hecho, etapas, aciertos, errores, limitaciones, no puede quedar reducida a una agenda cortoplacista y parcial, ni menos electoral, que solamente maquille la colonialidad o que el Perú devenga una república barata.
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