Heriberto Bustos

¿Renovación de la política?

Se necesitan cambios ideológicos, organizativos y en la visión de futuro

¿Renovación de la política?
Heriberto Bustos
19 de diciembre del 2018

 

Se escucha decir que hemos entrado a un momento importante de la vida del país, una circunstancia que algunos denominan renovación de la política, argumentando que el referéndum lo ha decidido. Un aspecto importante a remarcar, y que debe quedar claro, es que el pueblo no ha aprobado reforma alguna, lo que ha hecho es expresar su voluntad para que se hagan reformas que ayuden al funcionamiento de la democracia y generen un clima de seguridad jurídica y de paz.

Los pasos que den las instancias responsables de ejecutar esas medidas evidenciarán resultados que han de permitirnos valorar cuánto hemos avanzado en tal o cual dirección. Cierto es que la sustitución del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) por la junta Nacional de Justicia (JNJ), en manos del Congreso, es un paso inicial. Quienes entienden la importancia de un Poder Judicial “limpio” guardan muchas expectativas, pues la relación entre justicia e inversión se expresa en el incremento de la economía, del trabajo y, por ende, del bienestar interno.

En el contexto de expectativas de la población, un aspecto que también debe quedar claro es que las medidas aprobadas no acaban con la corrupción y, por tanto, debemos estar atentos a que no la oculte. Intereses de muchos sectores comprometidos con esta perversión se encuentran tras la búsqueda de medidas que los libren de pecado, alejándose lo más posible de la afirmación ya popular de: “la mujer del César no solo debe serlo, sino parecerlo”.

La renovación de la política es una aspiración que la no reelección de congresistas, de por sí, no garantiza. Los congresistas no son los únicos que hacen política, también están los miembros del Poder Ejecutivo, Poder Judicial , los medios de comunicación, los voceros de las iglesias (que últimamente se dan el lujo de opinar sobre actitudes morales y comportamientos, olvidando cuanto tienen que hacer al respecto a su interior), los miembros de las fuerzas armadas, las instituciones no gubernamentales (que deben desprenderse de su egoísmo interno y asumir seriamente compromisos con la sociedad) y, en fin, estamos todos nosotros, pues día a día hacemos política.

Renovar la política significa, entre otras cosas, hacer cambios sustanciales en el terreno ideológico y organizativo, y en la visión de futuro. Y aquí emerge un referente convertido en necesidad urgente: el Plan de Desarrollo Nacional, cuya responsabilidad recae en el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (CEPLAN), hasta la fecha sin resultados concretos. Y aún se sigue hablando de la construcción concertada de la visión de futuro y la actualización del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN) al 2030. Una política de Estado de esta naturaleza requiere priorizarse, pues es una forma de indicar el norte al que los peruanos debemos dirigirnos.

Como podrá desprenderse, un paso acertado e inicial es habernos pronunciado sobre la necesidad de cambio, exigiendo modificaciones y demandando la renovación de la política, aportando así a la defensa de nuestra democracia. El siguiente paso es efectivizar nuestra participación ordenada en su fortalecimiento.

 

Heriberto Bustos
19 de diciembre del 2018

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