Luis Quispe
Recuperemos el camino del desarrollo para la región Cajamarca
Gobierno regional tiene poco interés en impulsar grandes inversiones
Han pasado diez largos años desde que Cajamarca vio el ascenso al poder regional del radical Goyo Santos. Fue una victoria de un emocionado comunista anti inversión privada que se hacía llamar “hombre del pueblo”, al mismo estilo de Pedro Castillo; empero, al final de cuentas Goyo Santos resultó un ratero que ahora está pagando condena.
La gestión del MAS (Movimiento de Afirmación Social) dejó la economía en recesión técnica con muchas actividades de libre emprendimiento con bajos rendimientos y una fuga de capitales que repercutió a escala nacional. Además, paralizó el crecimiento urbano y rural admirable que estaba teniendo Cajamarca hasta antes de la llegada del comunista en mención. Y también se perdieron miles de puestos de trabajo, por lo cual muchos cajamarquinos migraron –y siguen migrando– a otras regiones para poder salir adelante.
Actualmente la rica y extensa región está viviendo una época de vacas flacas, y la gestión actual gobernador, Mesías Guevara –ex vocero oficioso del vacado Martín Vizcarra y ahora de Pedro Castillo– tiene un interés limitado para impulsar las grandes inversiones públicas y privadas que demandan con urgencia la población. Parece que es el continuismo de Goyo Santos. El gobernador cajamarquino actual deja a la intemperie el liderazgo de la región. Si antes fue un vocero oficioso de Vizcarra, ahora parece más preocupado en vociferar y agitar las agendas antidesarrollo del opaco presidente Pedro Castillo y Vladimir Cerrón. Está dejando una mala imagen de su partido Acción Popular.
Existe una exigua atención para el destrabe de la ejecución de la presa Chonta, que es una necesidad urgente. La obra generaría más de 2,000 hectáreas de tierras nuevas con riego para la agricultura de Cajamarca, además de garantizar el agua para la provincia en los próximos 30 años, y para impulsar proyectos de agua en Cutervo ya que su población solo cuenta con el servicio por horas.
De igual manera se tiene que impulsar el proyecto de PTAP y PTAR en Bambamarca –capital de la provincia Hualgayoc– y otras ciudades grandes; y la carretera que conecta con el Marañón, que tiene un desempeño irrisorio. También se debe apoyar fuertemente al turismo en diferentes provincias de la región, que tienen mucho potencial. A la par, falta dar el impulso decisivo a la licencia social del proyecto minero Michiquillay, que demandaría la mano de obra de 10,000 cajamarquinos solo en la construcción del proyecto, y que generaría muchos beneficios para las zonas de influencia.
He enumerado una serie de proyectos que tendrían un impacto económico y social, siempre teniendo en cuenta el cuidado del medio ambiente. La región Cajamarca, así como todo nuestro territorio peruano, tiene pendientes muchas demandas sociales, económicas y ambientales que requieren ser atendidas por sus autoridades. Desde esta tribuna se exige a las autoridades competentes el mayor trabajo por la región, dejando de lado los intereses personales.
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