Heriberto Bustos
Reacciona Perú, o toman el país
Las movilizaciones desarrolladas en la capital del país
No cabe duda de que nos encontramos en una situación de inestabilidad generalizada, no cabe la menor duda. Tampoco de que el responsable directo de ello sea el gobernante de turno, que se mantiene en el poder gracias al apoyo “clandestino” de algunas organizaciones o colectivos que se dicen representar a la izquierda, de la que poco conocen de sus fundamentos ideológicos. O si lo saben, hace buen tiempo se alejaron de la problemática e interés nacional, poniendo por delante su disposición a sobrevivir, orientados por la máxima del “buen vivir y en familia”
Los acompaña también un grupo de congresistas cuya disposición se guía no tanto por afirmaciones ideológicas, sino por las ventajas y favoritismo que ofrece la cercanía al Poder Ejecutivo. En pocas palabras la delincuencia parece haber tomado por asalto el poder en el país con el aval de los responsables de muchas instituciones que fueran creadas en el marco de la democracia para protegerla, del silencio político de partidos democráticos y ciertamente de la pasividad de muchos peruanos.
En ese contexto hemos sido testigos de dos manifestaciones o movilizaciones desarrolladas en la capital del país: la primera, bajo la denominación “Reacciona, Perú” realizada el sábado 5, en la cual miles de manifestantes portaron letreros con las consignas "Vacancia ya", "Castillo corrupto", "Fuera Castillo", exigiendo la renuncia del presidente Pedro Castillo, quien cuenta en su aval seis investigaciones por presunta corrupción.
La segunda se realizó el jueves 10 y su intención se reflejaba en su consigna: “La toma de Lima”. Fue convocada (al parecer) por el propio Ejecutivo, bajo la fachada de organizaciones sociales, sindicales y políticas que dicen rechazar la “oposición política” al presidente, mostrando –en cuanto a cantidad y justificación– pobreza organizativa y ciertamente política. Muchos de los entrevistados se quejaban de la falta de carreteras, escuelas y hospitales, de la ausencia de ministros en sus zonas, culpando de ello al Congreso.
No debemos dejar de señalar la presencia de simpatizantes de Juntos por el Perú, grupo que, cogobernando clandestinamente, se mantiene en la conducción real de todos los ministerios, siendo por tanto responsable directo del caos reinante en el país. Ellos en el extremo de la desvergüenza portaban una pancarta que decía ¡Solo el pueblo salva al pueblo!
Evitar las sanciones legales al accionar antiético de Castillo resulta cada vez más difícil para sus defensores. La carta a la OEA, las acciones amenazantes a las responsables de Fiscalía, Poder Judicial, Defensoría y otros; el intento reiterado del presidente del Consejo de Ministros de presentar cuestión de confianza al Congreso, va chocando con sus propias intenciones al auto infligirse dardos cuyo contenido ético va minando posiciones y conciencias. A ello se suman los problemas al interior del grupo mencionado, pues junto a las denuncias de los colaboradores eficaces y la ruptura de Perú Libre con el alejamiento o renuncia anunciado por Guido Bellido (ex presidente del Consejo de Ministros).
La noche se les viene encima a varios miembros del Partido gobernante, que pretendían utilizar la marcha para mostrar el apoyo popular a sus inmorales acciones. Ocurre que la Fiscalía Provincial de Lavado de Activos ha solicitado 36 meses de prisión para Vladimir Cerrón, relacionándolo con el financiamiento ilegal del partido (amén de su liderazgo y participación en los “dinámicos del centro”). Y en el Congreso, la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales, aprobó el informe que recomienda acusar al presidente Castillo por traición a la patria.
A quienes quieren consumar la desgracia del país, y según afirman son guiados por el pensamiento Mao Tse Tung, vale recordarles su farsa ideológica citando lo que él afirmaba en Nuestra política económica (1934): “Es necesario hacer comprender a todo el personal de los organismos gubernamentales que la corrupción y el despilfarro son crímenes gravísimos…”. También lo anotado en Gobierno de coalición (1945): “Servir de todo corazón al pueblo, sin apartarnos de las masas ni por un instante; partir en cada caso de los intereses del pueblo y no de los intereses de ningún individuo o pequeño grupo, e identificar nuestra responsabilidad ante el pueblo…”.
Los peruanos comprometidos con la democracia jamás deben olvidar que mientras se lo permitamos persistirán en la dogmática idea de capturar el país para construir su socialismo corporativo (que encandila a muchos caviares). Y asumiendo lo señalado por Benjamín Franklin –“los que pueden renunciar a la libertad para obtener una pequeña seguridad temporal, no merecen ni libertad ni seguridad”–, oponernos a la continuidad del actual gobierno sabiendo hacia dónde se dirige. ¡Reacciona, Perú!
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