Eduardo Zapata
¿Quo vadis, Perú?
Hartazgo empujará a los electores hacia discursos populistas
Los resultados finales de la reciente elección congresal lo dicen. A la mitad de la población no le interesó votar por alguien en particular. Y sumando los votos viciados, en blanco y los no votantes, nos pone en la pista de la falta de legitimidad –desde el origen– de este Congreso, electo para entretener a la tribuna, pero con resultados reveladores para el análisis. Claro está que el inquilino de Palacio, que según propias palabras no es “jefe de Estado” sino de Gobierno, no debe estar muy contento con estos resultados.
Su perpetuación en el Poder –un logro acariciado por el Presidente para evitar a la justicia difícilmente podrá obtenerla con los señores electos, que en su mayoría son ´amigos´ del Presidente. Pero el tiempo corre en contra del cambio de reglas de juego electoral para garantizar el continuismo y la inmunidad.
Mucha gente de la llamada izquierda está contenta porque siente que la canción “El pueblo unido”, de Roberto Manuel Garza, volverá a sonar epopéyicamente. Pero lo dice la historia: no se unirán. Y lo hemos dicho más de una vez: esas izquierdas lo único bueno que han producido son sus canciones e intérpretes. ¡Cómo dudar de Víctor Jara, Violeta Parra, Quilapayún o Mercedes Sosa! Aciertos musicales que lamentablemente han ido siempre aparejados por malas gestiones de gobierno.
No se unirán las izquierdas formales. El candidato nadinista –después de su affaire incendiario– quedó en nadista. Y Salvador –nuestro mesías del continuismo– difícilmente captará votos en los sectores B2, C y menos en D. Allí manda la realidad y no la ficción de un actor teatral.
Allí está, entonces, Don César. El de universidades convertidas en locales partidarios y centros de reclutamiento de votantes. Y allí están Antauro y los pescaditos, más cercanos por cierto a la masa crítica electoral.
Si tomamos en cuenta que este gobierno ´construye´ un hospital y un colegio nuevo cada día, el hartazgo empujará al elector hacia discursos de ´izquierda´, nacionalistas y populistas. ¿Antauro el aniquilador? ¿Don César, el de las promesas como cancha, siendo la mejor de ellas ´educación como cancha´? (valor aquel de la educación muy ponderado en sectores populares. El cartón. El doctor. El profesional de la familia…).
A lo mejor se aparece alguien nuevo, con su tractorcito, con poca inversión en medios y se convierte en Jefe de Estado. ¿Su signo político? Todo el hartazgo acumulado y exacerbado por la prensa irresponsable. Un libremercadista para la informalidad, pero con deseos de ejercer poder. Sin norte-país, no importa.
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