Juan C. Valdivia Cano

Queremos tanto a Mario (I)

¿Cómo explicar el resentimiento contra el gran escritor peruano?

Queremos tanto a Mario (I)
Juan C. Valdivia Cano
01 de febrero del 2023


No se trata de la defensa de quien no la necesita, ni el alegato a favor de quien ha vivido desde los veinte y tantos años escuchando alegatos nacionales e internacionales a su favor y ahora tiene 86, amén de reconocimientos mil por todas partes y en variadas formas. ¿En qué lo puede afectar, a estas alturas, la opinión de sus detractores nacionales? Tampoco se trata de la denuncia de esos compatriotas que se niegan a conocerlo o reconocerlo por rechazo o antipatía, que creo tiene que ver más con el
ressentiment que con MVLL. Se trata de lo que esta actitud revela respecto a la idiosincrasia de ese pueblo, que es el suyo. 

Más injusto e importante que el rechazo ideológico a MVLL, curiosamente también de parte de sus paisanos, es el comentario espasmódico, la diatriba mal o bien disimulada, la frase hipócrita cuando se trata de su persona, de sus rasgos o de su carácter (sí, escribe bien, pero…). Esa mala voluntad para (re)conocer no sólo sus espléndidas virtudes como ser humano, sino el carácter y la variedad de estas virtudes más allá o acá de la literatura. 

Muchos paisanos parece que lo detestan abierta o veladamente, o a media voz, aún en su propia ciudad. Solo dos ejemplos: una alta autoridad educativa -rector de universidad- que lo miraba de pasada en la televisión comentó en voz alta: “otra vez el sabiondo”. Ninguna empatía. Un reconocido intelectual recibiendo gratuitamente la copia de un artículo de Vargas Llosa sobre Bob Marley, el reggae y el cannabis: “de todo se ocupa este tío ¿no?” Tratándose del más famoso de los escritores peruanos en este siglo y en el anterior ¿no vale la pena preguntar por este rechazo evidente y oculto a la vez?

Esa mala voluntad, esa antipatía, no puede explicarse solamente por la ignorancia respecto de su vida y, lo que es más triste, de su obra. Una cosa es comprar un libro, otra leerlo, otra sacar alguna mínima conclusión de la lectura. ¿Cómo rechazar a alguien que no se conoce en su biografía ni en su bibliografía, o solo a partir de dos novelas apenas leídas, de las cuales no se saca ninguna conclusión? La mala y escasa lectura en el Perú es un hecho tan evidente como la ingenuidad popular de creer que un escritor de talla mundial, con Nobel o sin él, es solo alguien que escribe bien, independientemente de sus valores personales y de su peso ético específico, en este caso. MVLL está lejos de ser sólo un paisano que escribe bien y nada más. Si fuera una simple cuestión técnica, se podría llegar a ser un escritor de esa talla con unos buenos cursos de redacción o algo semejante. 

Pero eso no explica por qué escriben muy bien muchos escritores que no han seguido ningún curso de redacción, ni explica sobre todo, de manera suficiente, la antipatía al escritor que escribe magníficamente bien y que probablemente tampoco ha seguido un curso de redacción en su vida. Sospecho que también interviene en ese rechazo un resentimiento más o menos profundo contra lo que el escritor peruano representa como persona, como ser humano, seña por seña. Rechazo que no habla de MVLL sino de la idiosincrasia de los peruanos que opinan sobre él. Apenas es necesario demostrar que en el Perú el resentimiento es una conducta muy extendida socialmente. Está en el aire que se respira, aunque los intelectuales no lo hayan abordado como tema de sus pesquisas. Solo la literatura lo ha podido expresar.

 Tal vez lo que provoca ese rechazo es precisamente lo que los futbolistas y otros ricos y famosos, triunfadores y guapos no tienen: la singularidad de la visión, la actitud, la alta conciencia crítica y cívica, el espíritu de rebelión, la creatividad, la originalidad, etc., el valor de los seres que se atreven a ser y decir las cosas como son, sin pensar si eso los favorecerá o no, los hará más o menos populares o no. 

¿Cómo explicar el resentimiento o la antipatía a un ser lleno de cualidades humanas? ¿Por qué tantos peruanos disimulan o niegan o no ven esas cualidades como si no existieran, como si no fueran inherentes a él? Se le mide sólo por sus supuestos defectos. Hay derecho a sospechar que no es sólo ignorancia. Es lo que más sorprende respecto a cierta imagen social sobre el escritor peruano y la manía de no ver lo que no se quiere ver: esa multiplicidad de cualidades que explican su sólida consistencia y su espléndida unidad de estilo: el pensamiento, la creación literaria, la apasionada preocupación política y la coherencia ética, contra viento y marea. Y casi sin defectos humanos, si lo comparamos con otros grandes escritores. Salvo el de no saber hacer nada, como denunció cariñosamente su ex esposa Patricia.

Esa plenitud se expresa, en síntesis, en su pasión ciudadana que se dilata con la gran inteligencia, la rica imaginación y una fuerza que se traduce en su rigurosa disciplina profesional, en sus múltiples actividades por todo el planeta, en la enorme calidad de su obra, en su tenacidad y consecuencia. Por él sabemos que eso no significa estancarse en los dogmas de la infancia y la adolescencia, como muchos camaradas creen, sino en el aguerrido afán de cambio y libertad.

Pero hay otra explicación adicional al rechazo anti vargasllosiano: su cosmovisión es opuesta y no sólo distinta a la de la mayoría de sus tradicionalistas paisanos, en todos los grupos sociales, porque es uno de los pocos peruanos y el más representativo de lo que supone un liberal genuino (que no tiene que ver con el «neoliberalismo») un demócrata y un republicano. Y eso implica su preocupación auténtica por la «cosa pública», por la res pública. Vargas Llosa es un paradigma de ciudadano desinteresadamente identificado con su pueblo en un país anti republicano par excellence, que aún llena de símbolos religiosos exclusivos de una Iglesia, las oficinas públicas del estado, incluido el Poder Judicial. Esto en una República que debería ser laica, un estado que debería ser ideológicamente neutral. 

Lo único que ha hecho MVLL es modernizarse, vivir a la altura de su tiempo y, lo que debería ser evidente, por delante del tiempo peruano, que es aún el pasado, la costumbre, la tradición (que se cae a pedazos) contra una genuina modernización ideológica, política, económica, etc. Se derivan de lo dicho anteriormente algunos malentendidos que explican también el rechazo en relación a la personalidad de nuestro escritor, que tienen que ver con la diferencia de perspectivas valorativas. 

Los valores vargasllosianos parecen incompatibles con los valores tradicionales de la mayoría peruana, que nunca se ponen en cuestión, así como los principios o fundamentos de los cuales se derivan esos valores. Eso debido a las características propias de nuestra compleja idiosincrasia peruana predominantemente premoderna y también a la cantidad y el peso de los poderes interesados en que ese examen crítico no se haga jamás. 

Lo que está mostrando hoy MVLL, con la prueba irrebatible de la edad, es un espíritu que se renueva y se ha renovado constantemente a fuerza de creatividad, de producción, de acción gozosa estimulante y estimuladora, en medio de todos los problemas que se ha comprado a lo largo del mundo, pudiendo muy bien darse la «gran vida». Es un joven de 86 años en la plenitud de sus facultades y de su potencia. Y es el ejemplo vivo de dicha potencia para las generaciones presentes y futuras, del humanista que desarrolla todas sus facultades y capacidades. No es ético negarlas u ocultarlas o rechazarlas, sobre todo cuando se dan juntas en un sólo ser y ese ser es un peruano.

 No es saludable socialmente porque desperdiciamos un personaje valiosísimo y muy nuestro, con inmejorable potencial motivador, es decir, un educador, un gran maestro para las actuales y las nuevas generaciones. El rechazo de sus paisanos sólo puede ser explicado por la envidia impotente que provoca el tipo humano fuerte y poderoso cuando, además, posee éxito novelesco, riqueza material y espíritu creador, que, además, vive haciendo lo que más le gusta. La envidia y el resentimiento parecen hipótesis inevitables. (¿Son sus separaciones y divorcios el pecado capital de MVLL? ¿o el no haber votado por el desastroso Pedrito?) 

 Lo que es difícil de entender es cómo se mantiene ese rechazo a pesar de los enormes elogios, premios y reconocimientos en todo el mundo. Mi hipótesis, lo dije, es el resentimiento. ¿O hay un complot mundial a favor de MVLL? ¿Todos se equivocan en todo el mundo en sus elogiosas apreciaciones a la persona y a la obra? MVLL no podría ser profeta en una tierra tan poco liberal y tan poco republicana y tan poco democrática.

Juan C. Valdivia Cano
01 de febrero del 2023

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