Tino Santander

PPK de vacaciones en la CADE

PPK de vacaciones en la CADE
Tino Santander
06 de diciembre del 2016

En Paracas, PPK ha puesto el gobierno a disposición de los empresarios

La CADE (Conferencia Anual de Ejecutivos) es la reunión anual empresarial que —según analistas calificados— tiene como objetivo cooptar políticamente al gobierno de turno en favor de sus intereses. CADE se ha convertido ahora en una especie de congreso paralelo al de la República, en donde ciertos políticos se presentan para sacar allí nota aprobatoria. En 1970 los empresarios reunidos en CADE eran velasquistas y en esa oportunidad proclamaron “Perú: nueva sociedad industrial”. También fueron fanáticos alanistas y, para estar a tono con García, acomodaron la CADE y afirmaron en esa época “El desafío del cambio” (Ica, 1986). Años después, cuando fue derrotado el proyecto liberal de Vargas Llosa, el empresariado se hizo fujimorista. Por eso, mientras el país luchaba por el retorno a la democracia, los empresarios creían que la dictadura no caería. Fue así que organizaron una CADE en el año 2000 al que llamaron “Perú: ¿En qué país queremos vivir? La apuesta por la educación y la cultura”.

Este año el lobby empresarial se ha acomodado nuevamente con el poder de turno y ha obtenido un éxito político extraordinario al conseguir que el gobierno realice una suerte de Consejo Nacional de Estado en Paracas. Asistieron y expusieron allá nueve ministros, en tanto el presidente Kuczynski permaneció cuatro días en las soleadas y playeras tierras iqueñas. Escucharon las demandas empresariales, departieron y navegaron felices por la bahía de Paracas —en un yate de la Armada Peruana—, paseo que estuvo acompañado del mejor pisco del lugar. El presidente les dijo: “Quiero una economía de mercado boyante y para eso tenemos que cambiar el Poder Judicial”. Les ha reiterado el apoyo incondicional de su gobierno para destrabar sus problemas burocráticos con el Estado. Para eso están sus ministros que él mismo defiende con el corazón, así sean responsables políticos de actos de corrupción.

Por otro lado, en Cieneguilla (Pachacamac), el presidente Kuczynski tiene una hermosa residencia. En ese distrito viven 80,000 ciudadanos sin agua ni desagüe. Son vecinos de la casa hacienda del presidente Kuczynski que, como otras mansiones de ese lugar, tienen piscinas con abundante agua que también alcanza para dar de beber a briosos caballos de paso peruano dentro de sus propiedades. Edilberto Segama, presidente del Frente de Defensa de los Poblados Rurales y de los agricultores del valle en Cieneguilla, declara: “El gringo si tiene agua para regar su jardín y llenar su piscina. Además tiene dos seguridades de la policía y a nosotros no nos dejan pasar por ahí porque dicen que molestamos a sus caballos”. La señora Adela Ronceros dice: “Los propietarios de las haciendas son muy abusivos. Han hecho una ‘chanchita’, como ellos dicen, para hacer una carretera peligrosa con el objetivo de que no crucemos por la pista que va a sus casas”.

Mientras PPK, navegaba en la bahía iqueña con sus amigos empresarios, en Juliaca, Andahuaylas y en la selva central estaban movilizándose poblaciones y bloqueando carreteras. En Huaycán, no muy lejos de Palacio, la gente indignada se movilizó contra la inseguridad y casi asesinan a dos ciudadanos inocentes. Además, en el momento en que intentaban incendiar la comisaría en protesta por la corrupción policial, el Ministro del Interior Carlos Basombrío estaba en CADE, asegurándoles a los empresarios que ellos sí tendrán seguridad para sus negocios. Es evidente el divorcio empresarial, político y mediático de la realidad que vive la inmensa mayoría ignorada, que exige mejores servicios públicos e infraestructura social y productiva.

PPK en Paracas ha puesto el gobierno a disposición de los empresarios, mientras millones observan desde la distancia del balcón de la pobreza y la exclusión esa imagen gubernamental que muestra el privilegio y el disfrute de unos pocos. La lejanía en que se ubica el presidente Kuczynski de las demandas populares está generando un clima de confrontación creciente, que puede originar una grave crisis política y poner en peligro la democracia. Si el gobierno y el Congreso permanecen concentrados en disputas estériles de espaldas a la realidad, la situación se va a tornar incontrolable.

 

Tino Santander Joo

Tino Santander
06 de diciembre del 2016

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