Jorge Varela
Política y libertad según Hannah Arendt
La política es un medio y la libertad su fin supremo
Para Hannah Arendt, “la política se basa en el hecho de la pluralidad de los hombres… setrata del estar juntos y los unos con los otros de los diversos”. En su visión, “la política nace en el ‘entre-los-hombres’”. “La política surge en el entre y se establece como relación… Así lo entendió Hobbes” (“Introducción a la política”). “Es extremadamente difícil darse cuenta –escribe– de que debemos ser realmente libres en un territorio delimitado, es decir, ni empujados por nosotros mismos ni dependientes… Sólo hay libertad en el ámbito particular del entre de la política. Ante esta libertad nos refugiamos en la ‘necesidad’ de la historia. Una absurdidad espantosa”.
La política tiene sentido
Según Hannah Arendt, ante la pregunta por el sentido de la política existe una respuesta simple y categórica: “el sentido de la política es la libertad”; es lo que expresó hace años. Esta frase alude a que “la libertad o el ser-libre (Frei-sein) está incluido en lo político y sus actividades”. Actualmente “estamos sin duda muy cerca de entender la libertad como un fin de la política… si (la política) algo tiene que ver con la libertad es únicamente en el sentido de que esta es su fin, es decir, algo… para lo que la política es sólo un medio”. Más adelante señala que: “A partir de la experiencia de los totalitarismos… nace la cuestión de si la política y la libertad son conciliables”.
Política, libertad y totalitarismos
La más importante de estas ideas, que también para nosotros se halla unida al concepto de política en general, “es sin duda la idea de la libertad. Que política y libertad van unidas y que la tiranía –la peor de todas las formas de Estado, la más propiamente antipolítica– recorre como un hilo rojo el pensamiento y la acción de la humanidad europea hasta la época más reciente… Sólo los Estados totalitarios y sus correspondientes ideologías… “han osado cortar este hilo, de manera que lo propiamente nuevo y espantoso de ellos no es la negación de la libertad o la afirmación de que la libertad no es buena ni necesaria para el hombre; es más bien la convicción de que la libertad del hombre debe ser sacrificada al desarrollo histórico cuyo proceso puede ser obstaculizado por el hombre, únicamente si éste actúa y se mueve en libertad. Esta concepción es común a todos los movimientos políticos específicamente ideológicos”.
La libertad: algo político
“Lo importante –sostiene Arendt– es que entendamos la libertad misma como algo político… y que comprendamos que coacción y violencia eran -(son)- ciertamente medios para proteger o fundar o ampliar el espacio político, pero como tales no eran precisamente políticos”. “La libertad en tanto que fin último de la política sienta los límites de ésta; pero el criterio de la acción dentro del ámbito político mismo no es la libertad sino la competencia y la eficacia en asegurar la vida” (ensayo citado). En un próximo artículo analizaremos la oposición entre libertad y vida y lo político como algo necesario para la subsistencia humana.
La libertad: un río que fluye
Desde una perspectiva teórica “lo decisivo es que la libertad no se localice ni en el hombre que actúa y se mueve libremente ni en el espacio que surge entre los hombres, sino que se transfiera a un proceso que se realiza a espaldas del hombre que actúa… El modelo de este concepto de libertad es el de un río que fluye libremente, y para el que cualquier interposición representa una arbitrariedad que frena su fluir. La identificación moderna de la antiquísima contraposición entre libertad y necesidad y la antítesis entre libertad y arbitrariedad que ha aparecido en su lugar tienen su secreta justificación en este modelo”.
Tutela de la libertad: deber de gobierno
“Desde el surgimiento del Estado nacional la opinión corriente es que el deber del gobierno es tutelar la libertad de la sociedad hacia dentro y hacia fuera”, inclusive usando la violencia. “La participación de los ciudadanos en el gobierno, en cualquiera de sus formas, es necesaria para la libertad sólo porque el gobierno –puesto que necesariamente es quien dispone de medios para ejercer la violencia– debe ser controlado en dicho ejercicio por los gobernados”. “Lo que hoy día entendemos por gobierno constitucional –sea monárquico o republicano–, es esencialmente un gobierno limitado y controlado en cuanto a sus poderes y al uso que haga de la violencia por sus gobernados. Es evidente que las limitaciones y los controles se efectúan en nombre de la libertad, tanto la de la sociedad como la del individuo; se trata, pues, en la medida de lo posible, y si es necesario, de poner fronteras al espacio estatal del gobierno para posibilitar la libertad fuera de él”.
Política y libertad en tiempos modernos
“En la relación entre política y libertad, la Edad Moderna también entiende que la política es un medio y la libertad su fin supremo; la relación misma, pues, no ha cambiado, si bien el contenido y la dimensión de la libertad sí lo han hecho en extremo”. De ahí que hoy día la pregunta por el sentido de la política sea generalmente contestada en términos de categorías y conceptos que son antiguos.
Mas, “en el aspecto político la Edad Moderna se diferencia al menos tan decisivamente de épocas anteriores como en el espiritual o material. Ya el solo hecho de la emancipación de las mujeres y de la clase obrera, es decir, de grupos humanos a los que jamás antes se había permitido mostrarse en público, dan a todas las preguntas políticas un semblante radicalmente nuevo”.
Ahora bien, “esta definición de la política como medio para una libertad situada fuera de su ámbito, aunque de aparición frecuente en la Edad Moderna, es válida para ésta en una medida muy limitada. De todas las respuestas modernas a la pregunta por el sentido de la política es ésta la más estrechamente adherida a la tradición de la filosofía política occidental, lo que, dentro del pensamiento sobre el Estado nacional, se ve con la máxima claridad en el principio del primado de la política exterior”.
No obstante, mucho más característico del carácter igualitario de las formas modernas de gobierno-Estado y de la moderna emancipación de obreros y mujeres –emancipación que, desde un punto de vista político, expresa los aspectos más revolucionarios de la Edad Moderna– es una definición de Estado dirigida al primado (primacía) de la política interior, según la cual “el Estado como poseedor de la violencia es un forma de organización de la vida indispensable para la sociedad” (Theodor Eschenburg). Es esta una concepción moderna de la política, para la que el Estado es una función de la sociedad o un mal necesario para la libertad social.
COMENTARIOS