Raúl Mendoza Cánepa

Perú del sur

Nada está escrito sobre el futuro del sur peruano

Perú del sur
Raúl Mendoza Cánepa
13 de junio del 2021


El Perú electoral no está dividido en dos fragmentos ideológicos y que, además, sean irreconciliables. Fue en las serranías que la población de los ochenta rechazó a Sendero Luminoso, fue el primer escollo. Partir al Perú, según leo en algunas propuestas de federalización, es una idea peregrina. El problema actual de tener radicales rojos a un paso del poder se analiza mal. No hay un sur y centro socialista y una costa capitalista.

Ocurre que el sur y el centro es más volátil e impredecible. Allí puede ganar la derecha, el centro o la izquierda con un discurso populista o una buena campaña. Allí ganó el lobbista "gringo" PPK en la segunda vuelta; y antes Alan y Fujimori (que con Cambio 90 se comió el sur). Toledo y Humala también lo hicieron. No es un tema de marxismo o liberalismo. Lo que hay es una maleabilidad rápida con relación al populismo y al discurso de cambio.  Nada está escrito sobre el sur en el futuro. En Lima y en el norte se puede predecir que el voto no será radical, no en el sur, que no es aprista, ni humalista ni socialista ni entiende del chavismo. Es un electorado práctico con relación a sus necesidades y bastante conservador en lo moral.

López Aliaga pudo haber capturado la zona con tiempo, y lo pudo hacer cualquiera, a contrapelo de la doctrina. A Keiko Fujimori la distrajo el Ministerio Público, impidiéndole hacer proselitismo y no se puede hacer política desde el encierro. El del sur y el centro no es un electorado necesariamente rojo, en un distrito pueden linchar a un alcalde y llamarlo "corrupto" porque fue infiel a su esposa, y no por el mal manejo del arca local. Allí quizás pueda calar más la prédica de un misionero que la de un comunista. Se trata de comprender el fenómeno y de preguntarnos dónde estuvimos todos estos años. 

Es una región cambiante, pero no es firme en sus lealtades políticas. Si le pagan mal o no ven resultados, viran.  Cambian con nuevos mensajes. Así que no se hable de un régimen federal norte-sur con dos gobiernos, pese a que quien gane debe saber que un 50% del país no lo quiere. Se trata de unir, no de imponer o disolver. 

Lo que se necesitaba para evitar llegar a lo que llegamos era un sistema de partidos democrático funcional y permanente, sin un activismo apurado, que solo se prende antes de cada elección. Sin partidos en actividad constante y gobiernos regionales con capacidad operativa para manejar la política, la bandeja está servida. Y eso fue lo que ocurrió. López Aliaga venía con fuerza y con un mes más ganaba territorios para llevarse el poder, pero la carrera electoral era corta. Debe seguir en la brega y recorrer el país creando bases y consolidándolas. 

El clima político judicializado y una mala regionalización hicieron lo suyo. Fue en esa línea que, muy planificadamente (entiéndalo con o sin suspicacias), Cerrón les sacó ventaja. Nadie entendió la importancia de construir un sistema de partidos nacional (democráticos y no solo de fachada, sinceros de doctrina y adoctrinadores). Solo ahora nos damos cuenta.

Raúl Mendoza Cánepa
13 de junio del 2021

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