Javier Agreda

Patricia de Souza (1964-2019)

Una de las más importantes novelistas peruanas

Patricia de Souza (1964-2019)
Javier Agreda
24 de octubre del 2019


Con representantes como Ciro Alegría, José María Arguedas, Alfredo Bryce y hasta un Premio Nobel de Literatura —Mario Vargas LLosa—, la novela peruana tiene un bien ganado prestigio internacional. Y aunque ese reconocimiento no parece abarcar a nuestras novelistas, ellas siempre han estado ahí —aunque invisibilizadas por el machismo, los prejuicios y las argollas literarias—, con obras tan valiosas como las de sus pares masculinos. Desde Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello hasta las novelistas de hoy, entre las que sin lugar a dudas destaca Patricia de Souza, quien lamentablemente falleció ayer, en París, a la edad de 55 años.

Patricia de Souza nació en 1964 en Coracora, una pequeña ciudad ayacuchana, pero pronto se trasladó Lima, donde hizo su educación escolar y universitaria (periodismo y filosofía). Su dos primeras novelas —Cuando llegue la noche (1995) y La mentira de un fauno (1998)— la presentaron como una narradora que iba casi a contracorriente de las tendencias dominantes en su generación, dominada por la literatura light y un cierto realismo urbano y sucio (la llamada “narrativa de la juerga”). Por el contrario, en las novelas de De Souza los personajes siempre son complejos y reflexivos, intelectuales atormentados que reflexionan constantemente sobre los más diversos temas, utilizando una “retórica especulativa” (así la llamaba la propia autora), rica en imágenes e ideas.

Poco después De Souza se trasladaría a Europa, principalmente a Francia y España, donde radicó casi el resto de su vida. Desde Barcelona nos llegaría su siguiente novela, El último cuerpo de Úrsula (2000) publicada por la prestigiosa editorial Seix Barral, una de sus obras emblemáticas, en la que se conjugan sus peculiares opciones literarias (estilísticas y técnicas) con sus “demonio” más personal, el tema del cuerpo y sus manifestaciones: el dolor, el placer, el deseo o la vejez. Úrsula, la protagonista, es una periodista que, a raíz de un accidente, queda paralítica y es víctima de intensos dolores. A partir de esa experiencia y de una misteriosa soledad, ella comienza a rememorar diversos episodios de su vida para escribir una especie de diario, en el que se cuestiona a ella misma con dureza y crueldad.

La obra de De Souza continuaría con las novelas Stabat mater (2001) y Electra en la ciudad (2006), que de alguna manera combinan y desarrollan elementos de las anteriores. Electra... cuenta la historia de Magdalena, joven escritora peruana en una constante búsqueda existencial y estética que la lleva de Lima a París, y de la literatura a las artes plásticas. El cuerpo de la novela está constituido en su mayor parte por los pensamientos de la protagonista y por la correspondencia que sostiene con su amiga y compañera de escuela Soledad, tan angustiada y llena de problemas como Magdalena. 

Sin dejar de lado la novela, con la que se identificó como escritora (publicó una decena de títulos), De Souza comenzó a incursionar en otro géneros, con libros como Erótika. Escenas de la vida sexual (2009, relatos) y Eva no tiene paraíso (2011, ensayo). En este último hace un análisis de las peculiaridades de la literatura “femenina”, reconociendo que las mujeres incursionan en la literatura desde una “marginalidad forzada”, diferente a la de los escritores “malditos” masculinos. El ensayo explica esa marginalidad apelando, de una manera multidisciplinaria, a los aportes del psicoanálisis, la semiología, la filosofía, la lingüística y la teoría literaria. De la mano de Barthes, Ricoeur, Kristeva, Lévinas, Steiner y muchos otros, el texto se va abriendo a temas cada vez más amplios y complejos. En esa línea también está su libro Descolonizar el lenguaje (2016, ensayo). 

Finalmente hay que destacar que De Souza siempre tuvo una clara vocación por la experimentación y los riesgos literarios. A pesar de haber alcanzado ya el reconocimiento en varios países de Europa y América (vivió también algunas temporadas en Estados Unidos, México y Venezuela), sus novelas de madurez fueron tan o más audaces y originales que las primeras. Por ello, novelas como Tristán (2010) y Verguenza (2014) no tuvieron la recepción que merecían. Queda para las próximas generaciones de lectores la tarea de descubrirlas y revalorarlas.

Javier Agreda
24 de octubre del 2019

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