Manuel Bernales Alvarado
Nuestra República precaria y sus Cajas de Pandora
Sobre la actual crisis política e institucional
Hay una noticia que ejemplifica la precariedad de nuestra República: la tardía sentencia a los criminales terroristas de Tarata, ¡un crimen cometido el 16 de julio de 1992! Al grano. Hay muchas Cajas de Pandora abiertas y destapándose, y varios oficiantes de Pandora: Odebrecht es la decana y de mayor alcance, porque incluye políticos, empresarios y profesionales; cuenta con información legal externa sobre la cual las mafias criollas no tienen control (como sí sucede en los casos domésticos).
La caja “lava juez” es ahora la piedra de toque de pasiones y posiciones excluyentes. Aunque algunas personas no lo consideran así, sino que creen que se puede resolver con alguna propuesta aceptable para el demos y la Constitución. Las revelaciones de jueces, fiscales y operadores políticos, que eran vox populi, representan hoy el rating y la venta de cada día, mezclando chismes o cuestiones no ilegales con las que sí lo son. Un “conjunto” que induce a la gente a no discriminar; no a analizar, sino a insultar. Las redes lo recogen y los formadores de opinión, salvo pocas excepciones —que a su vez son denigradas por los polarizados— lo presentan como hechos macizos y que no admiten la menor duda o análisis crítico.
Hay varios proyectos del Ejecutivo para analizar y debatir, sobre reformas políticas y de la administración de justicia. Una agenda multitemática previa del Congreso aprobada por todas las “bancadas”. ¿Cuántos ciudadanos conocen y debaten abiertamente todos esos proyectos y han presentado motu proprio iniciativas amparadas por la ley?
Continúa la guerra psicosocial y política, de y mediante la prensa tradicional y redes electrónicas, en modo de tormenta y simplificación. Nada se dice, ¿por ahora?, de los resultados de los trabajos de la Contraloría; pero se sabe que hay no pocos graves asuntos en curso en los tres niveles de gobierno. Salvo anuncios auspiciosos, poco se da a conocer sobre la ejecución presupuestal de dichos tres niveles de gobierno. ¿Y la producción universitaria?
Los comicios subnacionales presagian el nacional: hay búsqueda mesiánica, patológica o “inversionista” de reelección. Cuando un político declara que no la busca, inmediatamente piensa mal y acertarás. El menú ciudadano es crónica roja multivariada, dominante, inevitable; su estilo contagia lo político y la farándula. La entrada de venezolanos, muchos maltratados, ¿sirvió para la horrenda xenofobia con cosecha de intención de voto?
Aníbal Quijano Obregón, QEPD, revaloró y sistematizó una noción: vivimos una colonialidad republicana. Añado ¡sin juicio de residencia virreinal! Los expresidentes acusados no han sido sometidos a una evaluación pública y crítica de su gestión por la Contraloría ni el Congreso. Lo económico es clave para una salida democrática, constitucional y perfectible, abierta, no cerrada. Tenemos presupuestos récord aprobados por el Congreso, junto con decenas de normas pedidas por el Ejecutivo desde la etapa PPK. Urge buenos resultados, pero también hay políticos y ciudadanos que se oponen a las nuevas inversiones. La “encuestofrenia” no incluye esto.
Las noticias sobre el Congreso son mayoritariamente malas, y la mayoría congresal ha hecho lo suyo para que así sea: el objeto oscuro que debe ser disuelto, con o sin ley. Los reiterados mensajes del Ejecutivo, ante la prensa criolla y extranjera, son de hecho no unívocos. Se prestan, citando un texto, a una interpretación dentro de la Constitución. Y añadiendo algo del resto del texto, antecedentes o contexto, se insiste en que es una “amenaza para cerrar el Congreso”.
Ahora no son los herederos del régimen de Montesinos-Fujimori —que sembró un modo populista y amoral de gobernar, acentuando modos de ser ya existentes en la sociedad, la política y las instituciones de nuestra colonial y precaria república— quienes claman por otro 5 de abril. A despecho de algunas disoluciones de entonces, escuché en una prestigiada universidad —con pensadores y analistas distinguidos, voceros liberales de la academia, del mundo intergubernamental e incluso nacional— clamar por que haya planificación, pero sin cambiar la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo ni la Constitución. Sin un sistema nacional transversal y por niveles territoriales, quieren planeamiento o planificación: ¿la curación por las palabras? Se han instituido comisiones para políticas sectoriales a largo plazo, que trabajarán con varios especialistas y responsabilidades sectoriales.
Hay todavía otras Cajas de Pandora, como la religiosa-eclesiástica y las elecciones departamentales y municipales.
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