Eduardo Zapata
No importa el color del gato
Sobre cómo mejorar el sistema de salud público
Ocurrió por coincidencia el día de los Santos Inocentes. Pero no se trató de una broma o inocentada, sino de una cruel realidad. Un joven muy cercano –que trabaja para nosotros por varios años y es ya parte de la familia- tuvo un accidente, cayó mal y hubo que llamar a la ambulancia.
Por socorrer a un pequeño gato que había quedado atrapado en un arbusto, el joven –asegurado él- tuvo la suerte de coger al gato, pero la mala suerte de resbalar y caer pesadamente de espaldas sobre el pavimento.
Estamos en Lima Norte. Consecuentemente alejados de los servicios hospitalarios de ESSALUD. Mientras íbamos en la ambulancia y dada mi preocupación y desconocimiento pregunté al conductor por cuál era el hospital más cercano. Me respondió con mucha seguridad: “El hospital más cercano es X, pero por el estado del joven le tengo que decir que los que llegan allí así, ya no salen”.
Pregunté entonces por el servicio hospitalario más confiable. Ello significaba media hora más de viaje, pero las palabras del conductor eran más que una advertencia. Con lógica desesperación, allí llegamos. Y por fortuna recibió una eficiente y rápida atención. Se trataba de una clínica privada.
A veces daría la impresión de que alguna mano oculta envilece los servicios del Estado para que a su sombra florezcan servicios privados. Ocurrió con la saqueada ONP que dio lugar a las AFPs; ocurrió y sigue ocurriendo con la escuela y universidad públicas que da lugar a la multiplicación de la oferta privada; parecería que –por más publicidad estatal que se haga- el asunto alcanza a los servicios de salud.
Miles de peruanos que aportaron y aportan a ESSALUD no reciben la atención por la que pagaron y pagan. Miles de peruanos tampoco reciben esa atención en los hospitales públicos que todos contribuimos a financiar con nuestros impuestos.
¿Qué hacer? Bienvenida la iniciativa privada. Pero hacer de ESSALUD una propuesta competitiva frente a ella.
Ello supondría la decisión política de devolver a ESSALUD los fondos indebidamente usados por el Estado. Y construir con ello una red de modernos hospitales debidamente equipados.
A partir de allí, hacer una licitación internacional para que una empresa privada asuma la propuesta de un modelo integral de administración y gestión. Y para que asuma la gestión económica y administrativa de la red hospitalaria. ¡No más caja chica del gobierno de turno, ni compras amañadas, ni burocracia proveniente de cada gobierno!
Obvio que con hospitales así, ESSALUD podrá competir con éxito frente a la oferta privada y esta se verá obligada a sincerar sus costos y morigerar sus apetencias.
Deng Xiaoping acuñó una frase que me gusta mucho: “No importa que el gato sea blanco o negro, mientras pueda cazar ratones”. Se llama garantía de seriedad y eficiencia. La gestión de ESSALUD en manos del Estado ha colapsado hace ya un buen tiempo. A pesar de que una millonaria e innecesaria publicidad nos trate de decir lo contrario.
Termino diciendo que ese tipo de publicidad –por lo demás costosísima y sin correlato en la realidad del servicio- termina por herir más que la propia herida. Por enfermar más al enfermo desatendido.
Por Eduardo E. Zapata Saldaña
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