Iván Arenas

¡No hay oposición a Castillo sin el mundo popular!

Instituciones populares no tienen representación legítima

¡No hay oposición a Castillo sin el mundo popular!
Iván Arenas
22 de marzo del 2022


En los últimos días el costo de vida ha aumentado, el sol ha perdido capacidad de compra. En los mercados populares de todo el Perú el precio del azúcar, el arroz y otros productos principales en las mesas de las familias han subido como la espuma. El caso del precio del azúcar es además sorprendente. Todo ello sucede, cuando ya hubo sendas subidas en el precio de los fertilizantes que impactan directamente en los pequeños y medianos agricultores.

No obstante la oposición a Castillo y sus líderes –tanto en el Congreso como en las calles– apenas puede leer el momento “social”. La oposición que debería politizar los dolores de la gente común y corriente, del peruano promedio, no lo hace.

Como a veces en la política todo depende de la narrativa, desde Palacio –y los operadores políticos de Castillo en todo el Perú– empiezan a desarrollar la idea que el “monopolio” de los grandes empresarios son los culpables de las subidas de los precios. Es evidente que ni Castillo ni el Gobierno no van a decir la verdad, pero nótese que en el Ejecutivo atizan el fuego y van por la vieja confiable: culpar a los ricos y los monopolios. No se sabe aún, es demasiado pronto para conocer si la jugada narrativa de la administración perulibrista les saldrá redonda. En todo caso, una encuesta próxima nos dará más luces.

Ahora bien, cuesta creer que la oposición al gobierno de izquierda haya abandonado al mundo popular, a ese mundo ancho y ajeno que se ha emergido en todo el país. En la oposición a Castillo se debe tener presente ahora que la política también es representar los intereses y demandas de sectores “realmente existentes”. En otras palabras, ese mundo popular, con sus instituciones populares, no tiene representación legítima. Allí está la clave del poder en la política de hoy: representación y legitimidad desde la sociología. 

Cerrón y los comunistas de Perú Libre creen que el mundo popular, por ser popular, es de izquierda; no obstante, olvidan las instituciones populares que conforman ese mundo emergente. Una mala sociología, sin duda. Vamos a ser honestos: en lo único que acierta Cerrón es que ese Perú mestizo, emergente y popular quiere cambios; pero no a la izquierda, sino todo lo contrario. Las instituciones populares son conservadoras, prefieren el orden y son promercado (pero a su favor): allí está nuevo el “rational cholo”

Los comunistas –como los liberales progresistas y la izquierda mesocrática– entonces se equivocan. Se arrogan la representación de un “pueblo sufrido y desigual” que solo existe en los libros; pero no los bullentes conos o las nuevas Limas. En lo que no se equivocan es en el desarrollo y difusión de sus relatos. Allí tenemos a Sagasti.

Iván Arenas
22 de marzo del 2022

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