Eduardo Zapata
Ni dioses, ni bestias
Vivimos en sociedad y guiados por la razón
Al afirmar Aristóteles que el hombre era un animal político, no hacía otra cosa que subrayar su sema esencialista gregarismo/colaboración/comunicación. Es decir, los seres humanos son seres sociales porque la ciudad Estado lo exige así. La razón le permite al hombre la voz humana. Y es esta la que le garantiza –una vez reunido– establecer consensos para la colaboración y la prosperidad colectiva.
Pero sabemos todos que hay tiempos en los que no es la razón la que prima. Y, entonces, la voz deja de ser humana y se convierte más bien en arma que hiere y hace sufrir. Que no propicia colaboración sino conflicto. Solo los dioses y las bestias –en Aristóteles– son incapaces de vivir en sociedad. Los primeros porque ciertamente no la necesitan; los segundos porque, en el fondo, no son guiados por la razón.
Y he aquí que nos encontramos en una situación de país donde al parecer supuestos dioses y declaradas bestias parecen haberse apropiado del espacio público. Algunos lanzan monsergas morales censoras contra los otros, quienes responden, evidentemente, con voces altisonantes.
Acaba de ocurrir con la discusión sobre una posible adquisición privada de las vacunas. El señor Embajador de Rusia dijo que ellos podían vender también a los privados y a continuación, pese a haberlo visto por televisión, muchos llegaron a negar su decir y hemos leído ´argumentos´ como que si la minera X adquiere vacunas para todos sus trabajadores y las aplica gratis también a pueblos donde operan, “eso le quita la vacuna a un peruano pobre”. O que si alguien al comprar una vacuna paga dos más y las dona, también “ese quita una vacuna a un peruano pobre”; o que, en fin, va a haber mercado negro al cual accedan los pudientes. Precisamente cuando esos mercados son productos de la escasez de oferta.
En fin, se ha dicho que todo esto afecta ´el plan minucioso de vacunación del Gobierno´. ¿Plan minucioso de un gobierno sin vacunas? Unos y otros estamos obligados a devolver el lenguaje a los humanos. La vida lo exige.
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