Aldo Llanos
Mujeres de La PM y la pérdida de la fe en la presencia real
Síntoma de una pobrísima formación religiosa
Ya está de más volver a describir el hecho, luego de todo lo que se ha dicho en torno a las declaraciones de la "vidente" Erica Serrano en el programa "Mujeres de la PM" del 27 de diciembre del 2023: robar una hostia para realizar un ritual de "protección" con el aparente asentimiento de las conductoras. Lo más llamativo es que, hasta donde se sabe, Almendra Gomelsky, Rebeca Escribens, Katia Condos y Gianella Neyra, incluida la "vidente", se dicen "católicas".
Entonces, sin achacarles mala intención porque eso sólo lo puede saber Dios y cada una de ellas en conciencia, vale preguntarse: ¿Por qué alguien que se dice católico no puede darse cuenta de un sacrilegio eucarístico? Pienso que podemos señalar tres problemas de fondo:
1.- Una notoria pérdida de fe en la presencia real de Cristo en la Hostia consagrada, lo cual, es muy recurrente cuando:
- hay cada vez menos familias que van a Misa regularmente,
- no se inscribe a los hijos ni se les alienta a participar en la catequesis de primera comunión,
- hay padres que no les interesa confesarse para comulgar,
- hay menos padres que llevan a sus hijos a la Capilla del Santísimo o a la adoración del Santísimo, enseñándoles a presentarse con reverencia.
2.- Una pobrísima formación sobre la presencia real, muy recurrente cuando:
- no se lleva el curso de religión en la escuela,
- se lleva el curso de religión, pero ninguna formación al respecto,
- en la parroquia se abandona por incomprensibles razones los espacios de adoración eucarística y la enseñanza al respecto,
- se vive un catolicismo "a solas" sin la compañía de un grupo de personas que vivan lo mismo,
3.- El abandono de la vida interior, cuando
- no hay o se pierde la oración,
- no hay dirección espiritual.
Entonces, ¿se merecen la "vidente" y las conductoras ser condenadas a la hoguera? (más allá de la excomunión inmediata, de acuerdo al derecho canónico). No soy de los que gusta sentenciar, y más bien pienso que, como todos nosotros, ellas tienen sus yerros y aciertos. Y esta vez se equivocaron feo.
En ese sentido, recemos por ellas y por el bien que hacen y puedan hacer desde su programa. Busquemos desagraviar y sigamos intentando influir en nuestros entornos para que más personas puedan ver y amar a Cristo en la hostia consagrada.
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