Juan Carlos Valdivia
Los primeros y los últimos días
Establecer condiciones para una gobernabilidad a largo plazo
Cada vez es más claro que en el Ejecutivo se entiende la precaria situación en que se encuentra el partido de gobierno en el Legislativo. Fernando Zavala hace esfuerzos por mostrarse pragmáticamente dialogante, y no pretende hacer cuestión de Estado de cada iniciativa suya. Por el contrario, en el Congreso, a falta de votos, los parlamentarios pepekausas buscan imponer sus posiciones basándose en el respaldo mediático que hoy en día reciben.
Lo usual en una democracia es la búsqueda de consensos basados en el intercambio de posiciones. Cuando el oficialismo exige la Comisión de Presupuesto, desde el fujimorismo deben preguntarse ¿a cambio de qué? Si el oficialismo no tiene ni por asomo los votos para lograr sus objetivos, debería plantear su exigencia dentro de alguna propuesta de negociación ¿Qué les puedo dar a los fujimoristas para que les interese aceptar que el pepekausismo presida la Comisión de Presupuesto?
Quizás hayan llegado al convencimiento ético de que no negociarán por ninguna razón con el fujimorismo. Es probable que en esa posición maximalista se encuentre algún sector de congresistas y ministros. Pero, por lo esbozado por el mismo presidente de la República, y luego por el presidente del Consejo de Ministros, parece que desde el Gobierno no han encontrado aún el camino para la negociación. O quizás se estén guardando para situaciones más importantes. Si no van a tener las presidencias de algunas comisiones estratégicas, quizás estén esperando convencer en la delegación de facultades, que de obtenerse haría inútil el debate por las comisiones.
Por lo pronto, el “personaje” construido por el presidente Kuczynski ha resultado exitoso en su enganche con la ciudadanía. Los mandamientos, los ejercicios, su bailecito, su sentido del humor y su franqueza: es un actor propio de la civilización del espectáculo. Pero en unas semanas se comenzarán a pedir precisiones, hechos y resultados, y para entonces debe haberse dado señales claras de que se tiene una solución —alguna por lo menos— para los principales problemas del país.
Aún no hemos visto actuar al fujimorismo en el Parlamento, pero hay algunos que sentencian apresuradamente; más aún, que creen que las elecciones del 2021 son en unas semanas. La opinión pública peruana es voluble y cambiante, y en cinco años mucha agua correrá. Tener una estrategia de corto plazo no es recomendable. Un gobierno que se inicia no puede estar pensando en sobrevivir a cada crisis, sino más bien en establecer condiciones para una gobernabilidad a largo plazo. Y eso, sin duda, los llevará a negociar con el fujimorismo. Un gobierno debe saber qué hará los primeros días, pero sobretodo construir qué hará en los últimos.
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