Raúl Mendoza Cánepa

Los héroes olvidados

Los héroes olvidados
Raúl Mendoza Cánepa
18 de abril del 2016

A 19 años de la heroica Operación Chavín de Huántar

Debería ser fácil movilizar a miles de personas para reivindicar una acción heroica. Por ejemplo, el viernes 22 de abril se cumplen 19 años del rescate de los rehenes de la casa del Embajador de Japón en el Perú, la llamada “Operación Chavín de Huántar”. Ojalá los ciudadanos se expresaran en masa en las diversas convocatorias que se realicen para rendir tributo a estos maltratados héroes.

Es necesario recordar que se trató de un rescate exitoso. Pero para aquellos comandos significó un via crucis que hasta casi dos décadas después debieron recorrer, pese a que la Justicia los había exculpado (se quiso violar el principio de Ne bis in idem). La incertidumbre de los comandos se inició cuatro años después del rescate (¿?), cuando el diplomático japonés Hidetaka Ogura soltó algunas frases en una entrevista para El Comercio, cayendo posteriormente en una serie de inconsistencias ante la Justicia, que invalidaban su testimonio.

Los comandos, al margen de cualquier supuesto agente ajeno a la operación, actuaron en el marco de un plan de rescate cuyo único objetivo era salvar las vidas de los rehenes. Para quien ha estudiado el caso, como quien esto escribe, y revisado todos los expedientes, alegatos, pericias (incluyendo las de Juan M. Cartagena; Derrick J. Pounder, director del Centro de Medicina Forense y Legal de la Universidad de Dundee, Escocia; así como las opiniones del radiólogo John Austin, del Hospital Presbiteriano de Nueva York), y desde la primera sentencia hasta la última en sede nacional y la justa decisión de la Corte Interamericana (que libera a los comandos de toda culpa en la muerte de Eduardo Cruz Sánchez), el rescate no debe pasar al olvido.

Lamentablemente, lo único que queda en la memoria histórica sobre aquel hecho es un par de calles con los nombres de los dos comandos muertos y una maqueta de entrenamiento en Chorrillos ¿No deberíamos conmemorar su gesta en una fecha específica? ¿No debería ser el 22 de abril un día especial? Para los rehenes sobrevivientes, lo es. A los heroicos comandos el 22 solo les recordará el martirio al que fueron sometidos y la posibilidad —hasta hace poco latente— de una sentencia condenatoria.

Recordemos. Las de 1997, fueron negociaciones extremadamente complicadas porque el MRTA tenía objetivos cerrados. Este grupo terrorista se había encapsulado en una posición: la liberación de 465 emerretistas, un cambio en la política económica y un “impuesto de guerra”. El gobierno fue prudente, cumplió con garantizar la seguridad de los rehenes. Pero las amenazas a la vida e integridad de estos últimos aumentaban conforme pasaban las semanas. El gobierno mostró su disposición de negociar. Para ese fin visitó Cuba y buscó un lugar de destino para los secuestradores; pero el MRTA llevó la situación al extremo, incluso cerró el paso a las medicinas para los rehenes enfermos. Los rehenes eran torturados psicológicamente.

Como suele ocurrir, en paralelo se ensayaba un plan operativo de rescate. El plan Nipón 96 preveía la liberación de los rehenes con el menor daño posible, a través de lo que es usual en este tipo de rescates: el tiro instintivo selectivo y no las ráfagas. Obviamente los comandos estaban en desventaja para el combate cerrado, frente a las ráfagas largas y cruzadas de los emerretistas. Los magistrados de la Corte Interamericana que resolvieron el caso visitaron el Perú antes de sentenciar y vieron la maqueta de entrenamiento, una réplica de la residencia erigida en la Base Militar (Chorrillos) y examinaron los hechos con diligencia, resolviendo en favor de los comandos. En ningún tramo del plan ni en las acciones dentro de la residencia, los militares entraron con disposición de aniquilar al enemigo. La muerte del emerretista Cruz Sánchez, al margen de la operación, no estuvo comprometida en la acción de los comandos.

Lo ocurrido en Munich, en 1972, es un hecho similar; ahí nueve rehenes perdieron la vida. Más cerca, en Bogotá en 1985, en el Palacio de Justicia, hubo 37 rehenes muertos; y en el 2002 en Moscú (en un teatro), 344 rehenes muertos. Que cada 22 de abril se recuerde a estos héroes nacionales exitosos, por años puestos en la picota y hoy reivindicados por la Justicia y la historia.

Raúl Mendoza Cánepa

 
Raúl Mendoza Cánepa
18 de abril del 2016

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