Daniel Córdova
Los dos modelos latinoamericanos
La apertura económica versus el autoritarismo
Las proyecciones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) para los años 2016 y 2017 muestran, con una claridad meridiana, los resultados de los dos modelos económicos que se han aplicado en América Latina durante los últimos diez años. Los países que han optado por la apertura económica y el predominio de la libertad de emprender, presentan un panorama radicalmente superior a quienes optaron por el populismo y el autoritarismo económico.
El panorama general es el de una lenta recuperación de la economía mundial, teniendo como telón de fondo principal el bajo nivel del precio de las materias primas que exportamos. Las economías que dependen en exceso de dichas exportaciones y que no han tenido un mínimo de disciplina fiscal, se ven ahora en una situación muy complicada. Las cifras de Venezuela son tan aterradoras como las imágenes que en los medios estamos viendo sobre la escasez de productos de primera necesidad, carencia de energía y violencia urbana. Se prevé para este año una caída de 8% del PBI venezolano, y de 4.5% para el próximo.
El caso de Brasil es más claro en lo político (una presidenta a punto de ser defenestrada, empresarios contratistas del Estado presos) debido a la probada independencia de su Poder Judicial, cosa que no existe en Venezuela. Pocas veces se ha visto de manera tan clara la correlación entre el estatismo y la corrupción. Pocas veces se ha visto una tan alta correlación entre corrupción y crisis económica. Se proyecta una caída de 3.8% del PBI de Brasil para 2016 y un crecimiento nulo para 2017.
En Argentina, el gobierno de Macri ha heredado una mochila económica parecida a la que heredó Fujimori a comienzos de los noventa, solo que sin terrorismo. Los Kirshner implementaron políticas de control y restricciones que generaron una sobrecarga fiscal solo manejable a partir de un ajuste drástico como el que se está aplicando. Ello además de haberse enriquecido ilícitamente durante años y haber generado con sus políticas la quiebra de empresas antaño prósperas, como las ganaderas y las de cuero y calzado. Aquí, si bien se proyecta una caída de 1% del producto para 2016, el FMI espera un crecimiento de 2.8% para 2017.
El caso de la Alianza del Pacífico, cuyo acuerdo aduanero ya entró en vigencia (con 92% de los productos con arancel 0), es opuesto. A pesar de lo complicado de la crisis internacional, en el Perú se proyecta un crecimiento de 3.7% y 4.2% para 2016 y 2017. Ello no obstante la pésima política fiscal del MEF de los últimos dos años. En Colombia y México el crecimiento proyectado oscila entre 2.4% y 3%, mientras que en Chile, en donde el gobierno de Bachelet está generando un retroceso populista inesperado (aunque se mantienen estructuras sólidas que le permiten resistir), se espera un crecimiento de entre 1.5% y 2.1% durante los próximos dos años.
A nadie pues debería quedarle la menor duda de que a mayor populismo y mayor estatismo, es mayor el riesgo de corrupción y menor la posibilidad de desarrollo para los pueblos.
Daniel Córdova
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