Jorge Morelli

Los crespos hechos

Sobre la presentación del presidente Castillo en el Congreso

Los crespos hechos
Jorge Morelli
15 de marzo del 2022


Dos pasajes son los importantes en el mensaje de Castillo. El primero es que el gobierno enmarca su acción en la economía social de mercado, la libre iniciativa privada y el compromiso con la inversión nacional y extranjera. También en la lucha contra el mercantilismo al que alude al referirse a los oligopolios.

El segundo se desprende del primero y es que –tomada ya la decisión política antes señalada– ahora por fin es posible el consenso y cae por su peso la necesidad de construir el puente entre el gobierno y la oposición, porque la patria –dijo Castillo– está por encima de las diferencias ideológicas.

Al respecto, es interesante reparar en el comentario en Twitter de la víspera del secretario general del partido de gobierno sobre la necesidad prioritaria de ganar las próximas presidenciales con mayoría parlamentaria propia. Esa sola declaración daba pie a dos lecturas que diferían radicalmente.

Pensando mal, como es mandatorio en política, la primera lectura obligada del tuit de Vladimir Cerrón era que en su mensaje al país desde el Congreso Castillo anunciaría un adelanto de elecciones. Esto para, una vez en posesión de una mayoría parlamentaria, relanzar el verdadero plan que el partido mantenía semioculto, a la espera de las condiciones políticas para sacarse la careta..

La segunda lectura, más improbable, era que Cerrón finalmente había comprendido su derrota. Había perdido. Pero aferrándose a su idea fija, comenzaba a acariciar la fantasía de una victoria con mayoría parlamentaria propia en las elecciones de 2026. Como Abimael el día de su captura, algunos hombres realmente asumen que sus narrativas políticas imaginarias son invencibles y más reales que la realidad misma.

Concluido el discurso de Castillo ayer en la tarde, no obstante, ya sabemos ahora que la lectura correcta del tuit de Cerrón era la segunda. El mentor ya sabía lo que venía y estaba renunciado con tristeza a su protegido, a quien puso en el gobierno, ya que este había tomado la decisión de hacer un giro político imprevisto y, luego de abandonar la idea de la constituyente –como había anticipado públicamente–, inevitablemente se apartaría de su mentor y amigo. Tal como el artista que, llegado a las grandes ligas, deja de lado al manager provinciano que lo acompañó al estrellato.

Desde luego, el discurso de Pedro Castillo no ha satisfecho a la oposición. Esta no le cree y tiene todo el derecho de no hacerlo y sospechar de sus intenciones. Hace bien, además, porque ese es su papel; deslucido tal vez, pero necesario.

Dirá ahora que Castillo no debió adelantarse a hablar de los temas involucrados en la moción de vacancia; que su presencia ha sido una estratagema para ganar protagonismo en el debate de la vacancia; que solo ha repetido lo que incontables veces ha dicho; que ha hecho anuncios “gaseosos” sin ningún contenido “concreto” y otros lugares comunes de rigor. Lo que debe destacarse de la oposición, en verdad, es que se comportó en el hemiciclo a la altura de las circunstancias, sin interrumpir. Aunque es difícil decir si esto se debió a su buena educación o al asombro de no escuchar el adelanto de elecciones, por lo visto anhelado por Cerrón, que hoy se queda con los crespos hechos.

Jorge Morelli
15 de marzo del 2022

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