Alan Salinas

Lecciones del Papa Francisco a los viejos partidos

Es necesario un acercamiento a los más pobres

Lecciones del Papa Francisco a los viejos partidos
Alan Salinas
09 de enero del 2020


En mi columna de hoy quisiera analizar brevemente el liderazgo del Papa Francisco para la conducción de una vieja institución, como es la Iglesia católica. Vieja institución que cuenta –según los datos de bautizados que proporciona el Vaticano al año 2012– con más de mil millones de católicos (17.5% de la población mundial). Décadas atrás, el número de católicos era mayor. 

¿Por qué analizar el rol del Papa y la Iglesia? Como politólogo, es necesario analizar instituciones en perspectiva comparada; y dentro de ellas los liderazgos, que son importantes para su perduración en el tiempo (el cual implica superación de crisis). Actualmente, el estudio de la Iglesia católica –liderada por el Papa Francisco– puede darnos algunas luces sobre cómo un nuevo estilo de liderazgo –realista, abierto y humilde– puede ayudarnos a dar algunas respuestas a la crisis generalizada que viven los partidos políticos antiguos. 

La fundación de la Iglesia sobre Pedro, un pecador. Cómo conducir una vieja iglesia que tiene –a lo largo de la historia de la humanidad– luchas justas, santos, muchas muertes en su causa, pero que también tiene muchos cuestionamientos por el manejo de su doctrina (antigay, antimétodos anticonceptivos, por ejemplo), diversos delitos de pedofilia y otras atrocidades que se cometieron en nombre de la Iglesia. “¿Cómo?”, se pregunta el Papa en una serie sobre él en Netflix. 

La respuesta la vengo a encontrar en una entrevista que concedió para una revista jesuita. Sostuvo: “Soy un pecador. Esta es la mejor definición. No es un discurso figurativo, o un género literario. Soy un pecador”. Parte de la debilidad humana. Realismo puro para poder hablar a otras almas (de diversa índole).

Trabajemos juntos. El Papa sostiene permanentemente que la confianza es importante para el manejo de la Iglesia y para hablar al mundo. Ser claro y transparente. Nada fácil, por supuesto. Pero es inicialmente el gesto y luego su trabajo en conjunto lo que ha puesto en vitrina nuevamente una Iglesia católica revitalizada. 

La humildad fue en un inicio. Seamos sinceros, la Iglesia Católica se aburguesó. ¿Qué hizo el Papa? Declinó a los lujos. Volvió al esfuerzo del origen. Por eso, se puso Francisco (por San Francisco de Asís). Su acercamiento a los pobres del mundo es permanente. Y no solo desde el púlpito.

¡Gran lección para los viejos partidos!

Alan Salinas
09 de enero del 2020

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