Jaime Chincha
Le creo a Nadine
Corresponde ahora formalizar su actuación en el gobierno
Como no había ocurrido con otros tibios y juguetones deslindes, Nadine esta vez ha sido enfática y ha dicho que no va a postular a la presidencia el 2016, porque es una demócrata. Soy un crítico de la Primera dama, pero hoy le creo. Lo que no significa que, por lo menos hasta antes del reciente pronunciamiento, la llamada reelección conyugal haya sido un simple "cuento de lobos", como lo dice la señora. Creo que la vigilancia periodística y los válidos cálculos opositores han acabado con el sueño kirchnerista de los esposos Humala. Lo dicho por Heredia cierra, por el momento, el capítulo más inquietante de este gobierno. Seguir con la cantaleta del escepticismo correrá por cuenta y riesgo de quienes insisten en el cálculo propio recostado sobre el ajeno.
Nadine entonces no preocupa el 2016 sino hoy. El mismo celo que terminó con esta aspiración debe escudriñar sus acciones del día a día, de aquí en adelante. Ya se ha visto que la intromisión de Heredia, en el gabinete y en su bancada, precipitó la salida de 11 congresistas y, por tanto, la pérdida de la mayoría parlamentaria; todo apunta a que esta capitulación en las redes se apuró por la intrincada coyuntura que enfrenta el gobierno, más aún cuando Ana Jara practica ejercicios de cintura con la oposición para lograr el todavía esquivo voto de confianza. De ahí que la jefa del Gabinete, en este difícil arte del consenso, se haya adelantado en decir que no será candidata en el 2016, cuando tendría todo el derecho y hasta el perfil para hacer una campaña sin triunfo presidencial, pero sí con escaños que defiendan esta gestión en el próximo Congreso.
Pero cerrar opciones pone a prueba el menú informativo. Nadine es un personaje que hace noticia sin mucho esfuerzo y, mientras más polémica gira sobre ella, más fácil jugar con la bola de su negada candidatura. Sus apariciones en actividades públicas, emitidas por el canal estatal, pueden resultar un coqueteo fluido con el elector que la verá en vitrina en tiempos de campaña. Es menester de los medios priorizar en la agenda los pasos del gobierno contra la desaceleración, con un seguimiento riguroso de los anuncios del 28 de julio, más que centrar el debate de ideas en lo que se ha negado con novedosa firmeza. Hay que sincerar las cosas con Nadine y seguir reportando sus interferencias en las decisiones de gobierno, colocándolas en la balanza del dichoso deslinde de esta semana.
Por tanto, y esto no es una novedad, la señora Heredia cogobierna el país junto a su esposo; no nos engañemos. Y lo hace porque tiene el perfil para liderar con espacio propio, incluso con más firmeza que el Presidente. Lo que corresponde entonces, como quien camina derecho, es formalizar su actuación en el gobierno, bajo una fórmula que transparente sus actos y decisiones. Hoy el cargo de Primera dama es un despacho político y debe ser fiscalizado por la Contraloría; sometido al control público.
Por Jaime Chincha Ravines
@jaimechincha
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