Martin Santivañez
Las esposas del chavismo
El pozo sin fondo de una tiranía tropical
Lo que sucede en Venezuela clama al cielo. Los gobiernos latinoamericanos tendrían que pronunciarse sobre esta abierta dictadura que procesa y encarcela a los opositores de Maduro. Sin embargo, lamentablemente, la dictadura chavista cuenta con sólidos apoyos en toda la región. Por un lado están los deudores del dinero público que Chávez repartió con la generosidad de la que hacen gala todos los tiranos. Por otro, los satélites y parientes ideológicos del chavismo se resisten a condenar una autocracia galopante que ha convertido a Venezuela en una demogresca sin presente ni futuro.
Verónika Mendoza, esa “Pasionaria” que desea ser presidenta, es una de las reinas progresistas que ha enmarrocado a Leopoldo López con su silencio cómplice. Incapaz de condenar al chavismo, Mendoza forma parte de esa cohorte de esposas del chavismo que todavía sueña con el Che Guevara y la dictadura castrista. Las esposas del chavismo, que todavía son legión en todo el continente, avalan con su silencio los grilletes de la dictadura de Maduro y prefieren silbar de costado mientras un valiente como Leopoldo López es encarcelado por encarnar a más de la mitad del país.
La izquierda latinoamericana conserva en su ADN esta entraña estalinista y es incapaz de rechazar el caudillismo. El caso peruano es evidente. Aquí, nuestros progres dan vueltas de campana en busca del “Comandante” que los lleve al poder. Sus elecciones colectivas a lo largo de las últimas décadas han sido negativas, pero hay que reconocer su terquedad maniquea y la ausencia de autocrítica que distingue a la progresía peruana. Esta ausencia de autocrítica, por supuesto, los condena al fracaso, pero incluso fallando, aún mientras se hunden en el fango de sus propios errores, nuestros progresistas sucumben aplaudiendo los excesos dictatoriales de los chacales del chavismo.
“Con orgullo, pónganme las esposas, porque estas esposas no me las va a quitar ni la juez ni la justicia injusta. Estas esposas me las va a quitar el pueblo de Venezuela”, ha dicho Leopoldo López, condenado a 13 años y 9 meses de cárcel por la justicia corrupta del chavismo. Esas, que son las palabras de un futuro presidente, contrastan vivamente con el servilismo de los lacayos filo chavistas que aspiran a la presidencia en Latinoamérica. ¿Para qué? ¿Para convertir al Perú en un satélite de Caracas? ¿Para pisotear la dignidad nacional por unos cuantos petrodólares? Por favor, amigos de la progresía. Hagan su autocrítica, condenen al chavismo y abandonen una ideología del Pleistoceno que ha hundido a los venezolanos en el pozo sin fondo de una tiranía tropical.
Por: Martín Santiváñez Vivanco
11 - Sep - 2015
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