Dardo López-Dolz
La Tercera Guerra Mundial ya se inició
En toda la región asistimos a un patrón de “agitprop”
La tercera guerra mundial empezó desde mucho antes que la invasión rusa de Ucrania y la intensificación de las amenazas chinas sobre Taiwán y norcoreanas sobre Corea del Sur. Es un error esperar a que empiecen las batallas a tiros y cañonazos, como las de la Primera y Segunda Guerra Mundial, para considerar la guerra iniciada. Como es un error que, como en las dos guerras anteriores, Hispanoamérica no sea parte del teatro de operaciones; por el contrario, esta vez es uno de los objetivos principales.
El desarrollo de la tecnología y la globalización no solo han afectado las actividades comerciales, también han permitido el abaratamiento de la ofensiva bélica en la eterna lucha humana por la expansión del dominio de una economía sobre otras. Hoy las guerras se inician mucho antes de la movilización del primer soldado.
En toda la región asistimos a un patrón de “agitprop” (agitación y propaganda para influir en la opinión pública). Financiamiento de masas movilizadas engrosadas por lumpen asalariado y amplificadas por cierta “prensa” para tergiversar las dimensiones e intenciones ante la opinión internacional. También la utilización del descontento popular como camuflaje para acciones subversivas, y el aprovechamiento de la ingenuidad reinante en las elites, tras décadas de subversión ideológica para generar inacción.
Todo lo descrito en el párrafo anterior no es casual ni espontáneo. La historia seria nos debería enseñar que nada en política es espontáneo. Y el caso que nos ocupa responde a un planeamiento y conducción estratégicas con alto nivel de profesionalidad. Por tanto, es iluso pretender contenerlos o vencerlos con mera acciones reactivas aisladas, carentes de un comando estratégico profesional dedicado (como ellos) a tiempo completo a conseguir la victoria en el conflicto.
Ellos llevan décadas de ventaja. Hay un largo trecho por recorrer, pero urge (con una mano en el pecho y la otra en el bolsillo) decidirse a empezar ya un esfuerzo sostenible, Dios quiera triunfante, para recuperar la libertad y tranquilidad de las gentes de bien de esta nuestra patria. Nuestros hijos merecen ese esfuerzo.
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